*En lugar de corregir, la Ley de Obras Públicas perpetúa los vicios del pasado
Hoy expresamos, con contundencia, nuestro rechazo a las reformas que se proponen a la Ley de Obras Públicas.
No es una exageración decir que este dictamen representa una amenaza directa a la transparencia, a los mecanismos de rendición de cuentas y al sistema que debe regir las contrataciones públicas.
Esta reforma, muy lejos de fortalecer los controles institucionales, abre peligrosamente la puerta para mecanismos, para vicios, para privilegios que favorecen prácticas opacas y consolidan regímenes de excepción.
Uno de los puntos preocupantes, solo uno, es que en esta reforma lejos de aprovecharla para ceñir a las empresas públicas del Estado, como son Pemex y CFE a lo que establece la Constitución, las exime de la aplicación de la ley.
Es decir, dos empresas públicas que en mucho concentran los mayores presupuestos en obra pública puedan continuar operando bajo sus propias reglas, sujetarse a sus propios principios sin licitación pública, sin equidad y sin cumplir con el principio de máxima publicidad.
Dicho de otra manera, este dictamen legaliza la opacidad de Pemex y de CFE, incluso de las obras que se asignen al Ejército.
Por otro lado, se perpetúan estos mecanismos tan cuestionables de la Estafa Maestra, a pesar de que este Congreso condenó de manera unánime los abusos que se cometieron a través de la Estafa Maestra, este dictamen mantiene intacto este régimen de contratación mediante el cual entes públicos, sin control ni fiscalización, asignan a otros entes públicos la ejecución de las obras.
¿Qué clase de reforma es ésta?
Que no corrige, sino que perpetua los vicios del pasado, que todavía hoy aquí en esta sesión se siguen exhibiendo.
Los contratos entre entes públicos deberían de ajustarse a la Constitución y a la ley.
Sin embargo, este proyecto insiste en mantener este esquema y repetir los mismos fraudes, pero con otro nombre.
Otro aspecto sumamente preocupante es que los programas estratégicos, prioritarios del gobierno, aquellos principalmente que son asignados a las Fuerzas Armadas, también están exentos de los requisitos que señala la Constitución, y entran en un régimen de excepción.
Si las obras públicas militares quedan fuera del control elemental que la Constitución señala, estamos hablando de los megaproyectos más costosos y de mayor impacto que se han realizado y que se van a hacer sin seguir un procedimiento de licitación pública, solamente mediante convenios acordados y definidos por las autoridades castrenses.
Recordemos que en esta ley no solo se exime de utilizar la licitación pública, sino también se permite no dar cumplimiento a las leyes de transparencia, ya que no tienen publicar la información respectiva.
Además, igual que como sucede en la Ley de Adquisiciones, esta Ley de Obras Públicas incorpora la figura de diálogos estratégicos, a los que también pudiéramos llamar diálogos en lo oscurito.
La reforma introduce esta figura tan peligrosa que permite que los contratistas y las autoridades tengan negociaciones directas, previas al inicio del proceso de licitación…