El lunes pasado durante su mañanera el presidente Andrés Manuel López Obrador volvió a hacer revelaciones públicas verdaderamente graves que, de llegarse el caso, los eruditos en materia penal podrían iniciar procesos que, a la postre, podría ser llamado a tribunales…
Dijo textualmente lo siguiente: “Es muy importante la colaboración de Anabel Hernández, de periodistas y es muy importante para que se siga denunciando, se siga haciendo público si no se actúa y si se ve que hay desviaciones, si se observa que no se está aplicando la ley… “Qué bien que estas periodistas, en el caso especial de Anabel, que ha arriesgado hasta su vida sigue ayudando, sigue informando, sigue denunciando; y ojalá y otros periodistas porque, hablando en plata, son muy pocos los que denuncian, la mayoría se queda callado porque conocieron a estos personajes, tuvieron incluso hasta relación con ellos, hay periodistas famosos actualmente que los defienden, y no es el caso de Anabel y otros, pero bueno”… Hasta ahí lo que dijo el inquilino de Palacio Nacional y como se ve, sus palabras se convierten en implícita denuncia que, de acuerdo con su investidura, está obligado a iniciar los procesos penales correspondientes, porque se trata de asuntos muy importantes y extrema gravedad… Y por qué de extrema gravedad, porque las relaciones de periodistas con narcotraficantes permiten otros fenómenos que facilitan el aumento de distribución de todo tipo de drogas y provocan hechos de sangre que han convertido a México en uno de los países más inseguros del mundo… Así de sencilla es la reflexión y por ello ya es tiempo de que el presidente López Obrador pase de la acusación a la denuncia si quiere servir al pueblo que dice tanto amar y así encaminar su gobierno a un auténtico estado de paz. Con abrazos y no balazos… ¿O alguien puede refutar esto?...