En días pasados, en una de sus mañaneras, el presidente Andrés Manuel López Obrador volvió a dibujar la personalidad que proyectó cuando desde el liderazgo nacional del entonces Partido de la Revolución Democrática, PRD, se empeñaba en decir, afirmar y jurar que no haría tal cosa, cuando en realidad se estaba preparando lo contrario…
En esta ocasión acaba de asegurar que alguien del pueblo “sabio” le dice: ¿Por qué la prisa?, ¿por qué está tan intenso?, a lo que él contesta: “Porque se nos va a terminar el tiempo y yo soy maderista, estoy a favor del sufragio efectivo y de la no reelección. Yo voy a terminar a finales de septiembre y ya me retiro, me jubilo, misión cumplida. No voy a estar como dirigente permanente, eterno, no hay que caer en el necesariato, en decir quién me va a sustituir”…
Palabras textuales de don Andrés, pero ¿usted le cree?... Pues quien sabe, porque hay quien recuerda que cuando fue jefe del Distrito Federal no se cansó de decir que lo dieran por muerto para contender para la Presidencia de la República…
Y si bien en aquel entonces tenía 14 años menos de los 67 que ahora tiene, pues la verdad es que para mucho pueblo inteligente no se le ven ganas de querer deshabitar Palacio Nacional en lo que resta de si vida…
¿Será que tiene un as bajo la manga para eternizarse en la presidencia?...
La historia está llena de episodios similares y México puede estar ante uno que ya ha vivido…
Que quede para la reflexión…