Definitivamente que el lunes pasado fue un muy mal día para el ánimo del presidente Andrés Manuel López Obrador, lo que se reflejó en un fingido festejo por el supuesto escenario que le presentó su secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez Velázquez…
“En México ya no hay corrupción, en este gobierno no hay ladrones, para que quede claro. Ya no son los tiempos de antes, además, nos está funcionando la estrategia para disminuir los delitos en todo el país, como lo están informando aquí los integrantes del gabinete de seguridad y el pueblo está feliz”…
Palabras textuales de don Andrés en su mañanera del lunes, cuando aparentó un ánimo renovado, con aliento positivo y alegría radiante, cuando en realidad el escenario que daban los periódicos del mismo día, y algunas preguntas que le plantearon, asomaban lo fingido de su posición…
Tres noticias le amargaron el día. Una, el informe de graves irregularidades que detectó la Auditoría Superior de la Federación, escenario que perfila la confirmación de que en México no se ha acabado la corrupción. Dos, el anuncio de que la Fiscalía General de la República investiga a su hijo José Ramón por el escándalo de la “casa gris”. Y tres, el desplome de su popularidad en el periódico El Economista, que por primera vez rebasó, hacia abajo, el pase de panzazo, de 6 puntos, y se ubicó en 59.6…
¿Es escenario para festejar?
Que quede para la reflexión…