El lunes antepasado el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró, claro, desde su mañanera, que sólo su encuesta para conocer la popularidad que tiene entre el pueblo se hace casa por casa, mientras que las de los demás son consultas por vía telefónica…
Y con ese fundamento intentó sembrar la idea de que todas las encuestas sobre su popularidad son cucharadas, pero las que hace su equipo incondicional son las más creíbles, porque todavía le dan el 70 por ciento de aprobación, cuando en las demás está bajando…
Lo dijo así: “mi encuesta se hace casa por casa porque la mayoría del pueblo no tiene teléfono”…
Don Andrés sacó esto a cuento sin mediar pregunta sobre el tema, porque ese mismo día, lunes, el periódico El Universal publicó que la aprobación de AMLO se mantiene en 65 por ciento, pero que bajó tres puntos en relación con la encuesta de noviembre pasado…
Contrariamente, el periódico Publimetro fue más drástico al difundir a ocho columnas que la aprobación del presidente está en este momento de “panzazo” y añadió: “Tanto la popularidad como la credibilidad del mandatario se desploman hasta el punto más bajo desde agosto de 2020. Según la encuesta de Enkoll, los mexicanos mejoran su percepción de los medios de comunicación frente a los cuestionamientos a su labor de Palacio Nacional”…
También el periódico El Economista publicó ese día que López Obrador sigue reprobando en aprobación con 58.7 de aceptación, pues tiene menos del seis por ciento…
Así las cosas, vale la pregunta ¿a quién le cree, grilloso lector, a la imaginaria encuesta del inquilino de Palacio Nacional o a las de los medios de difusión escrtita?...