“No sean traidores”, le gritaron a Porfirio Muñoz Ledo, presidente de la Cámara de Diputados, mientras que al ultraizquierdista Martí Batres Guadarrama, presidente del Senado de la República, le gritaron “ojete”…
Todo ocurrió el lunes pasado en las afueras de Palacio Nacional, Zócalo de la Ciudad de México, a donde ambos dirigentes del Congreso Federal acudieron para presenciar el sexto y último informe del presidente Enrique Peña Nieto… Con esta agresión verbal y empellones de los propios militantes del partido en el poder, MoReNa, se estrenaron las nuevas caras del poder legislativo que llevarán en sus espaldas la obligación de sembrar las condiciones parlamentarias para que su jefe, el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, esté en condiciones de iniciar, a partir del próximo primero de diciembre, la cuarta transformación… La pregunta que aflora es si los propios morenistas, encabezados por los tradicionales inconformes sociales, entre ellos Gerardo Fernández Noroña, quien protagonizó los insultos narrados arriba, permitirán al tabasqueño avanzar en su histórico proyecto con la calma y armonía social que requiere… Que quede para la reflexión…