No se necesita ser muy sesudo en el análisis político para clarificar que el presidente Andrés Manuel López Obrador no quiere al diputado federal Porfirio Muñoz Ledo en la dirigencia nacional de su partido Morena y de ahí que esté operando, aunque en público lo niegue, niegue y niegue…
Tampoco se necesita ser erudito en materia política para descifrar la estrategia del inquilino de Palacio Nacional para mantener el control del partido de su propiedad, para lo cual requiere de un incondicional a toda prueba al frente del mismo… Y tampoco se necesita ser docto en política para identificar al hombre que ha elegido para que le cumpla todos sus caprichos desde la dirigencia nacional de Morena… Sumado todo esto, quién puede negar que el diputado federal Mario Delgado Carrillo es el elegido por la franca obediencia que ha profesado a don Andrés… En cambio, don Porfirio es el hombre que más, sino el único, morenista que ha mencionado públicamente lo que considera hierros del presidente de la República y hasta lo ha llamado a rectificar el camino… Así las cosas, López Obrador se encamina, y podría estar encaminando a su organismo político, a un posible escenario que también será histórico por la similitud con que llegó al poder… Que quede para la reflexión…