Priístas y morenistas se comienzan a enviar mensajes de abierto conflicto si no se someten a los intereses políticos de cada partido, lo que se reflejará con mayor énfasis a medida que se aproximen las elecciones de julio del próximo año…
Y es que los del partido del presidente Andrés Manuel López Obrador están inquietos por los efectos sociales con que pueden llegar a la antesala de esas elecciones… Saben que la cada vez más dramática pérdida de empleos, la indiferencia para atender las demandas de los padres de niños con cáncer, los miles de alumnos cuyos padres ya no pueden pagar la colegiatura del colegio privado al que asistían y no tienen de otra más que seguir sus estudios en escuelas de gobierno o desertar para buscar trabajo de hambre, irremediablemente repercutirá en el ánimo del electorado nacional… Por su parte, los del tricolor parecen estar perdiendo el miedo a que López Obrador ordene desempolvar expedientes que se guardan en los archivos de los servicios de Inteligencia Nacional, y con fundamento en ellos programar golpes políticos, con la consecuente obligación de llevar a muchos de ellos a la cárcel y así ganar adeptos para su causa político-electoral… Ejemplo de ello es la marranada política que están armando los morenistas en la Cámara de Diputados para cumplir el compromiso de que al PRI le toca presidir el órgano parlamentario el último año de esa legislatura que comienza el primero de septiembre de este 2020… Esto como respuesta a lo que anuncian los priístas para defender esa posición… Así las cosas, lejos de afectar al ya de por sí debilitado tricolor, Morena lo puede estar posicionando en un escenario del que pueda resucitar si el electorado nacional se aplica así mismo aquello de que más vale viejo por conocido y no malo por conocer… ¿Hasta dónde llegarán?... Pronto se sabrá…