“Tenemos miedo, pero no soy cobarde y te voy a enfrentar, lejos de pactar algo contigo”, palabras más, palabras menos que pronunció el presidente Andrés Manuel López Obrador en un video que difundió el sábado pasado, un día después del brutal atentado que sufrió el jefe de la policía de la Ciudad de México…
Pero el inquilino de Palacio Nacional dijo más: “No haremos la balandronada de declarar la guerra a los narcotraficantes”… Es aquí donde surge la pregunta en el mundillo político, académico, intelectual y policíaco que si esas expresiones no conllevan la abierta, clara y contundente advertencia de que combatirá con toda la fuerza del Estado a quienes desestabilizan la paz en México, entonces qué es… ¿Similitud disfrazada?... “No soy cobarde, te voy a enfrentar y no pacto nada contigo”… Si no es cobarde, está dispuesto a todo en defensa del pueblo; si está dispuesto de enfrentar a los malosos, está anunciando que está en posición de defensa; y si anuncia que no pactará nada con ese sector desestabilizador social, pues está dando señales de advertencia que responderá hasta las últimas consecuencias… Si esto no es una declaración de defensa a la guerra que le están declarando, entonces cómo responderá su participación en esta convocatoria de sangre, cuando López Obrador no se cansa de decir al pueblo que amor con amor se paga… La lógica más elemental, claro, si es congruente, es que una declaratoria de guerra se paga con guerra… ¿O no?... A menos que quiera dejar en el más completo de los desamparos a sus colaboradores Marcelo Ebrard Casaubón, Alfonso Durazo Montaño y Nieto Castillo, que son los objetivos marcados por el cártel de Jalisco, según lo documentó el periódico La Jornada en su edición de este domingo… Así las cosas, señor presidente, si quiere credibilidad, el resumen sería que si amor con amor se paga, guerra con guerra se paga… ¿O a poco pretende responder a la inversa: amor del pueblo se paga con guerra de hambre y guerra de los malos se paga con amor?... Que quede para la reflexión…