Se va a la congeladora la iniciativa que mandó a la Cámara de Diputados el presidente Andrés Manuel López Obrador para que legislaran la desaparición legal de todos los fideicomisos…
Esto lo anunció el viernes pasado el líder de los diputados federales de Morena, Mario Delgado Carrillo, quien, es sabido de todos los congresistas mexicanos, no tiene los tanates para conducir con criterios propios y altura de miras el rumbo de la nación como corresponde, por ley, a los representantes populares… ¿Y entonces qué pasó?, se preguntará usted, grilloso lector, y aquí le revelamos que simple y sencillamente bastó una señala enérgica que salió de Palacio Nacional para que el legislador reculara de manera inocente, como lo hizo antes los directores de cine grandotes que le reclamaron su intentona de desaparecer el fideicomiso de ayuda a la industria cinematográfica… El resumen, pues, es que la mal llamada 4-T sufrió un revés más ante dos asuntos que se suman a otros que pueden estar asomando señales de una inesperable debacle, inesperada por lo temprano, de una esperanza de raudo bienestar que se sembró de manera perversa entre el pueblo más necesitado y que ahora se da cuenta del engaño, esto independiente de los lacerantes efectos de la pandemia del coronavirus, pues ha quedado claro que sin este problema mundial, el rumbo de la 4-T era inviable como lo diseñó don Andrés… De esto hay mucho que contar, porque en el Senado de la República, el otro líder morenista, Ricardo Monreal Ávila, ya construye interesante estrategia por los motivos antes reseñados…