El viernes pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador repitió lo siguiente en su mañanera sin mediar cuestionamiento al respecto de sus reporteros que asisten para plantear preguntas a modo…
En México había marcado tráfico de influencia, en sentido estricto no eran empresarios, eran traficantes de influencia los que integraban una empresa y tenían palanca y a hacer negocio…
“Bueno, hasta los medios de comunicación con empresas, o empresas que creaban medios de comunicación para tener poder de extorsión y seguir recibiendo contratos. ¿Qué tienen que ver los dueños de medios de comunicación con empresas? Pues todos. O al revés, empresarios con medios de comunicación…
“¿Cuántos medios de comunicación están en manos de periodistas? Muy pocos, casi no hay; bueno, en las redes sociales, que hay millones de ciudadanos que tienen libertad”…
Esto lo ha dicho don Andrés una, otra y otra vez desde que llegó a Palacio Nacional, pero la verdad es que entre el sector empresarial comienzan a surgir voces de que ya chole con eso y que de una vez diga quiénes son esos empresarios que están metidos de periodistas o comunicadores metidos de empresarios…
Y vaya que tienen razón, porque si se trata de que los invocados por el presidente se pongan el saco y salgan para polemizar, eso nunca va a ocurrir y la cantaleta pasará por todo el sexenio solo así, cantaleta sin atreverse a sacar los trapitos al sol…
La pregunta es qué lo detiene, porque de que tiene información de quienes son empresarios disfrazados de periodistas la tiene y solo es cuestión de procesarla…
¿O a qué le teme?...
Ya es hora ¿no?...
Que quede para la reflexión…