*Corcholatas vemos, Noroña no sabemos

Ahora que las “corcholatas” están llamando más la atención que Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México, hay que ver qué tipo de comportamiento muestra este último al sentirse desplazado por los otros. Hay uno que llama mi especial atención, quien quiere mostrarse siempre muy propio, correcto, centrado, imparcial, pero sobre todo, educado y me refiero al ex diputado petista Gerardo Fernández Noroña que alguna vez arremetió contra lo que él consideraba vicio y debilidad del ex presidente Felipe Calderón, lo que no tendría nada de sorprendente si el supuesto suspirante jalara parejo y denunciara algunos vicios, y no precisamente de excesos en el consumo de bebidas espiritosas, que tienen algunos de sus similares en la actual legislatura.

En su momento aprovechó el escenario de la Cámara de Diputados para desplegar una manta en donde exhibía la supuesta imagen de Calderón en estado inconveniente.

A muchos legisladores les encanta generar circo, maroma y teatro en lugar de ponerse a trabajar y sacar a flote los pendientes que se tienen en ambos recintos legislativos, y prefieren desviar la atención de la sesión y atraer hacia sí las cámaras y reflectores de los medios de comunicación con payasada y media.

¿Realmente lo hizo por iniciativa propia o por seguir las instrucciones de una ‘pejeseñal’? También, hace tiempo acusó a la entonces presidenta de la Cámara de Diputados, Ruth Zavaleta Salgado, de traicionar al entonces fortísimo Partido de la Revolución Democrática (PRD) y a AMLO y de que “había entregado el cuerpo a cambio de un huesito”. Declaraciones que están a la altura de Gerardito. 

El susodicho, años después, con AMLO en el poder, no se cansa de repetir que respeta la investidura presidencial y que le tiene especial estima. Por extrañas circunstancias Noroña ahora sí entiende lo que significa la investidura presidencial y el respeto que se le debe a la misma, siempre y cuando sea quien la ocupe el que constantemente tiene otros datos, el que respeta la opinión de los demás, pero no las comparte.

Fernández se ha hecho famoso gracias a sus escándalos tipo Félix Salgado Macedonio, ex perredista y hoy morenista, y que en varias ocasiones fue captado bajo el influjo de sustancias ‘espiritosas’, siendo diputado, y jamás Noroña mostró una pancarta en la Cámara de Diputados en donde se le veía a Félix cayéndose de borracho. ¿Se enteró de eso Noroñita?

Cuando hizo las imputaciones a Calderón, el ‘diputado’ Fernández estaba sentadito junto a otro de sus compañeritos que fue secretario de estado, diputado, embajador, presidente nacional de un partido y que tiene fama de excederse en el consumo de alcohol. ¿A quién me refiero? A Porfirio.

De nuevo Noroñita ignoró eso o hizo como que no sabía. ¿De qué méritos goza Gerardito para ocupar el cargo de diputado y ahora de corcholata, si la mayoría de su ‘carrera política” ha estado envuelta en escándalos, según él, luchando por la democracia? ¿Se entendería la fama de este señor sin el apoyo del ahora sí ‘presidente legítimo’, que las malas lenguas afirman que se quiere reelegir a toda costa?

¿Por qué no dijo ni pío cuando AMLO abrió las puertas del PRD a personajes como Camacho Solís y Marcelo Ebrard, según cuentan mis fuentes nada confiables, principales represores de perredistas? Eso sin considerar a Manuel Bartlett, a Ricardo Monreal y a un buen número de priistas de hueso colorado, ahora incrustados hasta la médula en Morena.

¿Por qué se metió en tantos problemas con el asunto de su ex secretaria y ex pareja sentimental Martha Angélica Ojeda Nava, a quien acusaron de cobrar 60 mil pesos mensuales por no hacer nada y que se comportaba como diputada y se sentaba en una curul en los días de sesión, pero en realidad solo era la secretaria particular del ex diputado del Partido del Trabajo (PT) y ex secretario de la mesa directiva de la Cámara de Diputados?

La bancada del PT confirmó, en su momento, que ella no era parte de la nómina de la fracción parlamentaria, sino que Fernández Noroña era el que pagaba su salario mensual, de 60 mil pesos que corría a cargo de la Mesa Directiva, como una de las prestaciones que tenía el legislador. Después la dama en cuestión arremetió contra de él y en una manta le dijo: "Noroña vives del pueblo y traicionas al pueblo. Simulador, violento, mentiroso y vulgar ambicioso".

A cuántas personas no ha criticado y él parece no haberse visto en el espejo cómo luce desaliñado en su persona, barba mal recortada, pelo encrespado, mala dicción, revoltoso, enjuto en su caminar y párele de contar… rasgos suficientes para que propios y extraños pensaran que está bajo el influjo de alguna sustancia tóxica.

Sin embargo, supongo, creo, deduzco, pienso, intuyo, que no hay que juzgar a la persona por la apariencia, sino por sus ideas. ¿Y cuáles son las ideas de Gerardito? Pues se la pasa armando escándalos con la única finalidad de denostar políticamente a quien traiga en la mira, sin pensar un momento que el buen juez por su casa empieza. Eso sí, quiere aparentar ser muy educado, tener todos los pelos de la burra en la mano y pedir a cada rato la palabra durante las sesiones legislativas con el pretexto de sentirse siempre aludido.

Cómo olvidar cuando le hizo eco a la ex pejista Carmen Aristegui, al lanzar una pregunta al aire directamente hacia la presidencia de la República, referente al supuesto vicio de Felipe Calderón. ¿Tuvo que esperar a ser corcholata para darse cuenta que dentro del partido Morena no existe piso parejo, de quejarse del trato que le ha dado AMLO, o como él dice: “que hay gente bien culebra con el mismísimo presidente y a ellos sí los trata muy bien”, pero que a él no se le da ser así, aunque no lo invitara a una cena?

¿Por qué ahora sí respeta la investidura presidencial y antes no? Borrachos en la política se conocen infinidad. ¿Cuántos instintos y bajas pasiones se han desatado durante las borracheras celebradas en reuniones políticas?

Me imagino que la mayoría de los mexicanos somos abstemios, un estuche de monerías encabezado por la 4T y sus partidos aliados, aunque los demás no canten tan mal las rancheras.

Si así ha sido como servidor público, con mucho o poco poder, ¿se lo imaginan como presidente de la República? Sé que dirá que él tiene otros datos.

Nos leemos la próxima semana.

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