*Resiliencia de las remesas durante la pandemia
Los principales países receptores de remesas son, como resulta esperable, países grandes como China, Egipto, Filipinas, India, México y Nigeria.
Los principales receptores de remesas como porcentaje del producto interno bruto (PIB) son países más pequeños y más pobres que enfrentan dificultades económicas y situaciones de fragilidad, a saber: Líbano (38 % del PIB), Samoa (34 %), Tayikistán (32 %) y Tonga (50 %).
Durante el auge de la pandemia de COVID-19, las remesas se vieron afectadas por los confinamientos y las prohibiciones de viaje, aunque solo brevemente.
La resiliencia de las remesas durante la pandemia, y en episodios anteriores de crisis financieras y desastres naturales, se debe ante todo a la determinación de los migrantes que envían dinero a sus hogares de ayudar a las familias necesitadas.
Las tecnologías digitales proporcionan servicios de remesas considerablemente más rápidos y económicos, y el inicio de la pandemia registró un marcado aumento en el uso de canales digitales.
Sin embargo, dichos canales representan menos del 1 % del volumen total de transacciones, que sigue estando compuesto mayormente por remesas en efectivo. Los nuevos prestadores de servicios enfrentan restricciones en el acceso a los bancos corresponsales debido al costo que entrañan las actividades de lucha contra el lavado de dinero y el antiterrorismo. Una vez desatada la crisis de la COVID-19, el Banco Mundial instó a reconocer que los servicios de remesas eran esenciales y exhortó a redoblar los esfuerzos por aumentar la inclusión financiera de los pobres y mejorar el acceso de las nuevas empresas de transferencia de dinero a la corresponsalía bancaria.
La comunidad mundial y el Grupo de los Veinte han reconocido la importancia de aumentar el volumen de las remesas y reducir sus costos. Los objetivos mundiales incluyen la meta de reducir los costos de las remesas al 3 % para 2030. Actualmente, el costo medio de enviar dinero a la mayoría de los países africanos duplica con creces dicha cifra.
Si se aumenta la competencia en los mercados de remesas, se mejora el acceso a las cuentas bancarias y se evitan las asociaciones exclusivas entre las empresas de transferencias monetarias y las oficinas nacionales de correo, se pueden reducir los costos de las remesas.
Las remesas a través de los canales oficiales pueden fomentarse aplicando políticas macroeconómicas prudentes que eviten la práctica de múltiples tipos de cambio en los países receptores.
La pandemia de COVID-19 y la guerra en Ucrania también pusieron de manifiesto la necesidad de contar con datos frecuentes y oportunos. El Banco Mundial, bajo los auspicios de la Alianza Mundial de Conocimientos sobre Migración y Desarrollo (KNOMAD), y en colaboración con 45 países, ha puesto en marcha RemitStat (i), un grupo de trabajo internacional cuyo objetivo es mejorar los datos sobre los flujos de remesas.
Nos hemos comprometido a incrementar las remesas para los millones de personas y comunidades pobres de todo el mundo. Es posible que resulten fundamentales para sostener las economías cuando más lo necesitan.
*Presidente del Grupo Banco Mundial