Con degustaciones de comida preparada con flores, quiotes y gusanos de maguey; aguamiel y pulque; cata y elaboración de mezcal; demostraciones de los procesos para la extracción de fibras; artesanías realizadas con fibras del maguey, además de una exposición, el Instituto de Biología (IB) de la UNAM celebra el 25 aniversario de la Colección Nacional de Agaváceas y Nolináceas.
Para la fiesta, convocada en el Jardín Botánico (JB) a partir de mañana, 4 de abril, y hasta el sábado 6, algunos magueyes estarán en flor y podrán ser vistos en toda su majestuosidad.
Aunque hay ejemplares que tardan mucho en florecer, durante el festejo mostrarán su belleza, por lo que la celebración lleva por nombre “Los magueyes, herencia de Mayáhuel. Celebrando a los agaves en el Jardín Botánico”, afirmó Abisaí García Mendoza, curador de la colección.
El objetivo es mostrar cómo estas plantas nativas de América han impactado desde hace siglos en comunidades que las aprovechan para su alimentación, o en la construcción de sus viviendas.
La historia de la colección de agaváceas se remonta a 1959, cuando Faustino Miranda, Arturo Gómez Pompa, Manuel Ruiz Oronoz, con el apoyo de Efrén del Pozo, fundaron el Jardín.
Hacia 1989 se hizo un inventario de las especies resguardadas en el JB; se remodeló el área y se enriqueció la colección con nuevos especímenes.
La Asociación Mexicana de Jardines Botánicos le otorgó el reconocimiento de Colección Nacional de Agaváceas y Nolináceas por concentrar la mayor diversidad del grupo (incluidas especies en peligro de extinción), estar a cargo de un especialista, debidamente documentada, y por servir para realizar investigación, difusión y conservación. “En noviembre de 1994, el entonces rector José Sarukhán la inauguró, y a partir de entonces seguimos trabajando”, subrayó García Mendoza.
Hoy, la colección de plantas vivas del Jardín resguarda ejemplares del 75 por ciento de las especies que hay en México, y la colección de herbario preserva ejemplares representativos de más del 90 por ciento de las especies mexicanas, añadió el especialista.
Y es que además de colectar agaváceas y conservarlas, los expertos registran los usos que las personas les dan, documentan los sitios donde crecen y las diferentes especies que existen.
“Las agaváceas son utilizadas no sólo para fabricar bebidas fermentadas y destiladas, sino como biocombustibles y en la construcción: como postes, travesaños, tejas e ixtle para amarrar las hojas. En algunas comunidades hemos encontrado casas hechas del maguey”, recordó.
En cuanto a los estudios científicos, el universitario resaltó que las fibras de algunas especies fueron comparadas con fibras de objetos fabricados en siglos pasados, como el Penacho de Moctezuma.
“Nos hemos percatado que los magueyes tienen usos que no conocíamos, y de no ser registrados actualmente pueden perderse por la migración humana, la falta de interés de los jóvenes o el cambio cultural. Nuestro trabajo en campo sirve para recopilar esa información y preservarla para el futuro”, destacó el investigador.
La celebración inicia este 4 de abril con la exposición “Las plantas mexicanas: historia natural y cultural a través del agave”.
Los días 5 y 6 habrá demostraciones, talleres, visitas guiadas, venta de artesanías y alimentos como tamales, galletas y atole con aguamiel, pan de pulque y gastronomía prehispánica a base de insectos y flores de maguey.
También habrá talleres de dibujo para niños, cuentacuentos sobre Mayáhuel, “Mil y una formas de conocer los magueyes”, “El agave sí es como lo pintan”, y charlas como “Las bebidas de los dioses” y “Al pie de los magueyales”.
Participarán productores de Tlaxcala, Hidalgo y Oaxaca, entre otros. Para más información, en el sitio www.maguey.ib.unam.mx