• Las y los compositores deben tener musicalidad, ideas sonoras y la intención de experimentar, opina José Francisco Cortés Álvarez, en ocasión del Día del Compositor que se celebra en México el 15 de enero

La música está en todas partes: nos acompaña cuando estamos contentos, tristes, pensativos o enojados; es un arte intuitivo que nos conecta directamente con quien creó esa música, aunque no sepamos quién es.

Creadores que han existido en todas las civilizaciones, épocas y culturas, las y los compositores son músicos que destacan por una innata musicalidad. “Tienen ideas sonoras y la espinita de experimentar, son creativos, pero después el proceso es más técnico y requieren conocimientos de su instrumento y de recursos como la armonía, el contrapunto, las transiciones y la melodía, entre otros”, explica José Francisco Cortés Álvarez, compositor, productor, arreglista y profesor de la Facultad de Música (FaM) de la UNAM.

El 15 de enero se conmemora en México el Día del Compositor, pues en ese día de 1945 se fundó la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM) para reconocer los Derechos de Autor. Fue a partir de 1983 cuando de forma oficial se comenzó a celebrar la efeméride, y con ello conmemorar la creación del Sindicato Mexicano de Autores, Compositores y Editores de Música (SMACEM).

El profesor universitario y también fundador del Programa en Composición Musical de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Panamericana refiere que el aspecto creativo es difícil de enseñar, pero la técnica ayuda a la búsqueda de nuevas ideas musicales, una vez que se conocen los recursos de un instrumento.

El artista distingue entre un ejecutante, que básicamente sigue instrucciones de una partitura; un intérprete, quien agrega cierto acento a la obra con acciones guiadas por la partitura y un juicio racional; y el compositor, intérprete de su propia obra, u otras, con la interiorización de la música. “En general el compositor tiene mejor análisis musical, porque lo ha estudiado, pero componer es algo que puede llevar mucho tiempo de formación”.

Cortés Álvarez estudió la licenciatura en Composición Musical en la UNAM, donde obtuvo la medalla Gabino Barreda; y maestría y doctorado en la Universidad de Indiana (IU) de Estados Unidos, se hizo acreedor al Dean’s Prize. Además de profesor de asignatura en la FaM de la UNAM, ha sido becario del Programa Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA).

Comenta que este programa, así como el Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez, son formadores de nuevos compositores, que han logrado un buen nivel internacional para México entre las personas que se instruyen en esta disciplina. “En el país hay muchas escuelas, aunque no empiezan muy jóvenes a estudiar composición como en otros países”.

En referencia al público, el artista considera que debe ser abierto, receptivo y dejarse sorprender por nuevas propuestas de la música contemporánea. “Orquestas como la Filarmónica de la UNAM (OFUNAM) o la Sinfónica de Minería tienen un público abierto, más alejado de la tradición, porque, en general, asisten todo el año y son más receptivos”.

“Los que están acostumbrados a la llamada música clásica siguen ciertos patrones y estructuras que funcionaron en otros siglos. No sería válido querer hacer hoy una música del estilo de Bach si él ya la hizo de manera extraordinaria en su tiempo”, afirma.

Por ello, a partir de inicios del siglo XX, en la música, como en algunas otras artes (pintura, escultura, literatura) hubo entre los creadores la necesidad de diferenciarse y crear lo que se llamó el “modernismo”, para elaborar obras distintas del romanticismo y posromanticismo musical.

“La búsqueda para trascender se acentuó después de la Segunda Guerra Mundial, donde hubo un desencanto generalizado por lo ocurrido en el pasado y una necesidad de experimentar nuevas estructuras y sonidos alejados de la tradición”, abunda.

En las décadas de los 50, 60 y 70 del siglo pasado, no se buscaba complacer al público y se experimentó con propuestas musicales abstractas y novedosas. “En los últimos 50 años impera una pluralidad estética, y como público nos gustan una u otra corriente, sea música sinfónica abstracta contra una más melódica y accesible, o pop contra metal”, ejemplifica.

Acerca del Día del Compositor, el artista estima adecuado que se reconozcan ciertos tipos de actividades como esta, que tiene una función de acercar el arte a las personas y hacer visible esta profesión.

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