Fomentar el gusto por el conocimiento científico y la cultura, lograr que el mayor número de personas accedan a estas disciplinas, así como reforzar la vinculación con la sociedad mediante el uso de las nuevas tecnologías de la información, son acciones que las instituciones de enseñanza superior deben llevar a cabo ante las circunstancias que se viven por la pandemia.
Así coincidieron en señalar expertos nacionales e internacionales quienes reflexionaron en el Coloquio “La Universidad y su futuro. Una mirada desde el 2020”.
Durante la mesa “Universidad, política y sociedad”, Guadalupe Barrena, titular de la Defensoría de los Derechos Universitarios, Igualdad y Atención de la Violencia de Género de la UNAM, consideró que el gran reto que se tiene hoy en día es construir la universidad del futuro en cuanto a trascender la noción de la racionalidad técnica para que, a través de mecanismos híbridos en educación, se implemente en las siguientes etapas de esta contingencia sanitaria.
Jorge Volpi, coordinador de Difusión Cultural de la UNAM, destacó que en materia cultural también hay grandes desafíos por la pandemia, lo que obligó a la universidad a repensar cómo promoverla e impartir clases a través de las nuevas tecnologías.
“Para hablar de la universidad del futuro es necesario darle a la cultura un papel importante dentro de ella. En el caso de la Universidad de la Nación, es una de las pocas instituciones en el mundo que ha entendido claramente que además de tener como misiones centrales la enseñanza y la investigación, también lo es la difusión de la cultura, su promoción y su creación al interior y al exterior de la UNAM”, refirió.
En su oportunidad, Axel Didriksson, investigador del IISUE, propuso crear en la UNAM la unidad de estudios prospectivos con el fin de planear la universidad del futuro.
“Esta idea implica analizar con seriedad tendencias, probabilidades y actores para las nuevas generaciones, porque esto es lo fundamental cuando uno piensa en el futuro: ¿Qué les vamos a dejar a los jóvenes que hoy son niños y niñas que ya están en el sistema educativo? Habrá demanda social dentro de los próximos años y hay que construir esto desde el presente con una visión a largo plazo, sino tendremos una reproducción de lo mismo que ya conocemos”, aclaró.
El director general de Evaluación Institucional de la UNAM, Imanol Ordorika, dijo hay un gran reto por delante para las instituciones de educación superior y para su transformación es necesario asumir un papel público en el debate nacional y avanzar en la ampliación de su cobertura.
Consideró que el sistema educativo superior en México se caracteriza por ser “estatificado; desigual en términos socioeconómicos, género, raza y preferencias sexuales y autoritario”
Asimismo, Luciano Concheiro, subsecretario de Educación Superior de la Secretaría de Educación Pública (SEP), comentó que de los dos mil 463 municipios que hay en el país, sólo 773 cuentan con al menos una institución de educación superior; lo que significa que dos mil 690 carecen de escuelas de este nivel.
En la mesa “Difusión y Vinculación Universitaria”, Aurora Loyo Brambila, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, destacó que, de acuerdo con encuestas realizadas por el Instituto de Investigaciones Jurídicas, 72.9 por ciento de las familias de la Ciudad de México que cuentan con altos ingresos tiene interés en actividades culturales, mientras que sólo 27.3 por ciento de las de bajos ingresos gusta de ellas.
“Por la confianza que despierta la universidad en la sociedad, y los recursos que recibe, se tiene gran responsabilidad por incentivar el interés de la gente en la cultura, el pensamiento científico y social, pues, en el tema de salud y la pandemia vemos como esta interconexión de conocimientos son indispensables y hacen una gran diferencia en la manera en que las personas se acercan a la buena vida”, comentó la investigadora.
Durante el coloquio organizado por el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) y la Secretaría General de la UNAM, Sara Ladrón de Guevara, Rectora de la Universidad Veracruzana, añadió que en esta época de crisis las universidades públicas tuvieron que implementar clases a través de sus plataformas electrónicas.
“Las instituciones de educación superior debemos luchar porque el internet sea reconocido como un derecho humano. Si no tenemos todos la capacidad de internet no tenemos acceso a la educación, a la salud, la cultura, las artes y todas las manifestaciones humanas que, preferimos hacerlas presenciales, pero es fundamental llegar a cualquier habitante de nuestros territorios”, dijo Ladrón de Guevara.
Javier Mendoza Rojas, del Instituto de Investigaciones Sobre la Universidad y la Educación (IISUE), recordó que en 2018 el panorama nacional era poco alentador: marginación y rezago, finanzas públicas en aprietos, menores oportunidades para un trabajo estable, así como una escalada de violencia en distintas regiones del país.
Frente a esta situación consideró que la vinculación entre las instituciones y la sociedad implica que ésta debe ser transversal a la docencia, la investigación, la cultura, la extensión académica y el servicio social comunitario.
En tanto, Germán Álvarez, del Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del IPN (Cinvestav), precisó que a lo largo de la historia varias universidades populares tenían un compromiso militante de los universitarios con la revolución socialista, mientras que en la actualidad la función más importante recae en objetivos de mercado.
Para Agustín Cano, del Instituto de Educación de la Universidad de la República, en Uruguay, es necesario mantener el compromiso social ante una nueva normalidad donde la función en las universidades es una política de democratización de la ciencia, la educación y la cultura.