La creatividad y la innovación no serán sustituidas por la inteligencia artificial (IA), pues esta requiere de la generación de conocimiento, investigación e información que realizan y le proporcionan los humanos, a fin de encontrar soluciones a problemas y necesidades de la sociedad.

Así lo afirma el director de Emprendimiento Universitario de la UNAM, Eduardo Urzúa Fernández, quien señala que esa tecnología es una herramienta que acompaña estos procesos.

Con motivo del Día Mundial de la Creatividad y la Innovación -que se conmemora el 21 de abril- explica que la primera es la manera de imaginar soluciones respecto a algo. Es un paso previo a la innovación que consiste en la materialización de esas ideas basadas en la investigación y busca un resultado que llegue al mercado, o que alguien se apropie de él.

“La creatividad y la innovación están relacionadas con todas las actividades humanas y abarcan todos y cada uno de los rincones del conocimiento, no sólo a la ciencia y la tecnología, también a lo artístico y lo cultural”, asegura en entrevista el universitario de la Coordinación de Vinculación y Transferencia Tecnológica de la UNAM.

Detalla que, de acuerdo con la UNESCO, la cultura y la creatividad constituyen 3.1 por ciento del producto interno bruto (PIB) mundial y 6.2 por ciento de los empleos totales. Además, se considera que las industrias creativas son de los sectores más dinámicos de la economía mundial y brindan oportunidades para que los países en desarrollo salten a las áreas emergentes de alto crecimiento en la economía global.

Urzúa Fernández manifiesta que la IA y los avances tecnológicos demandan que las universidades cambien su manera de formar a los estudiantes y los familiaricen con cinco grandes procesos en los que coinciden inteligencia artificial, creatividad e innovación.

Estos son: fomento a la innovación tecnológica; adaptación y solución de problemas; transformación de la industria -donde constantemente se “pierden” empleos y se generan otros nuevos-; desarrollo de nuevas competencias laborales; y la ética y la responsabilidad sobre el empleo de dicha tecnología.

“Hoy en día el reto es procesar toda la información con que se cuenta y que sirve para detonar los procesos creativos. El análisis, la evaluación de los resultados seguirán siendo responsabilidad de alguien, de quien da la instrucción a la computadora, a la inteligencia artificial”, argumenta.

El director de Emprendimiento Universitario sostiene que la UNAM está totalmente relacionada en estos procesos y a partir de la innovación, la investigación y el desarrollo tecnológico plantea nuevas propuestas que ayuden a solucionar problemas o necesidades de la sociedad.

Muestra de ello es que, en los últimos ocho años, académicos de esta casa de estudios obtuvieron 341 patentes con registros otorgados por el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, y se mantiene en el primer lugar nacional como instancia generadora de patentes, al haber presentado 360 solicitudes de registro, en ese mismo periodo.

La UNAM creó en 2008 la Coordinación de Innovación y Desarrollo, que en 2020 se transformó en la Coordinación de Vinculación y Transferencia Tecnológica. Cuenta con un área de servicios técnicos y tecnológicos que interviene para prestar servicios a la sociedad, que van desde un laboratorio donde se realiza análisis de agua, el uso de infraestructura diversa, hasta la generación de procesos de innovación financiados por empresas -denominados servicios tecnológicos- para innovar o solucionar sus necesidades, rememora.

Otra área está enfocada a la transferencia de conocimiento; es decir, en cómo hacer llegar a la sociedad lo que se produce en sus aulas y laboratorios. “Lo dividimos en dos rubros: lo que es propiamente la protección de la propiedad intelectual, y lo referente a la comercialización de ese conocimiento. Contamos con procesos bien estructurados y normatividad en materia de protección de la propiedad intelectual para resguardar los derechos de autor, las patentes, entre otros”, indica.

De igual forma, hay un área de emprendimiento universitario conformada por 20 incubadoras y ocho laboratorios de innovación que apoyan a la creación de estrategias innovadoras y sostenibles en el tiempo, que puedan consolidarse en la creación de empresas u organizaciones.

“A través de las incubadoras hacemos la conexión entre el conocimiento, la sociedad, generamos negocios, proponemos soluciones.  Hay cuatro tipos de proyectos: de base tecnológica que hacen uso de esa propiedad intelectual; de tecnología intermedia -que generan nuevas propuestas para atender algún requerimiento-; los servicios profesionales y/o culturales; y los de innovación social, que llegan de manera directa a grupos vulnerables, ya sea atendiéndolos o incluyéndolos en el mismo grupo que proporciona la solución”, expone.

Aunado a ello, esta casa de estudios impulsa foros, congresos, seminarios enfocados en la materia, así como estrategias con otras instituciones de educación superior como el Consorcio UNAM-TEC de Monterrey en los rubros de investigación, transferencia tecnológica y el emprendimiento, que reúne capacidades de las instituciones para generar soluciones más robustas, a fin de consolidar los esfuerzos de ambas universidades.

Además, está el Programa de Fomento al Patentamiento y la Innovación que premia las patentes que tienen mayor capacidad de llegar al mercado o de proporcionar la solución de manera más innovadora, entre otras estrategias.

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