La científica de la Facultad de Ciencias de la UNAM, Julia Carabias Lillo, se pronunció a favor de que desde la academia se trabaje un programa que analice a fondo el sistema alimentario sostenible que se requiere en todas sus dimensiones, toda vez que se necesita una visión de planeación del campo dirigida hacia la sustentabilidad.

Lo anterior, explicó, generaría un proceso de cambios importantes en las políticas públicas en el mediano y largo plazos, para enrutarnos y contribuir a mitigar el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad.

Al participar en el 13o Ciclo de Divulgación Económica. Desarrollo sustentable y políticas públicas, moderado por el director de la Facultad de Economía (FE), Eduardo Vega López, la exsecretaria de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (1994-2000), consideró: no atender el cambio climático cuesta más, por lo que implican los desastres provocados por los fenómenos hidrometeorológicos extremos.

Por ejemplo, prosiguió, la pérdida de vidas, infraestructura, suelos, cosechas, así como aspectos vinculados como la migración, sequías extremas e inundaciones.

En el encuentro, realizado como parte de las actividades de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, comentó que la FE colaboró en la elaboración del documento “La Economía del Cambio Climático en México”, publicado en 2010, el cual es un instrumento clave que permitió hacer la valoración de cuánto cuesta atender el cambio climático y aportó datos sobre lo que podría enfrentarse de no atender ese problema, “habría que actualizarlo constantemente”.

A pregunta expresa del director de esa entidad académica, respecto al programa federal “Sembrando Vida”, la académica universitaria respondió: si continuamos deforestando lo perdemos todo. Ese proceso está creciendo por varias razones, entre ellas iniciativas que lo impulsan, porque la producción agropecuaria sigue sin tener en el centro la deforestación cero.

“El error ha sido considerarlo un programa de restauración y no lo es, sino de reconversión productiva, mediante el cual se apoya al campo para que produzca un cultivo de manera combinada”, puntualizó.

El estímulo económico es tan fuerte que la gente derrumba para conseguirlo y a veces no se tumba para sembrar, pero se coloca la parcela en donde había vacas, se siembra y el ganado se ubica en donde está la selva, por ejemplo.

En este sentido, insistió en que una visión de planeación del campo hacia la sustentabilidad se debe trabajar entre facultades e instituciones, como El Colegio Nacional, entre otras, a fin de analizar el sistema alimentario en sus dimensiones sociales, económicas y ambientales.

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