En su comparecencia ante este órgano parlamentario para la glosa del tercer informe presidencial, demandé al secretario de Bienestar, Javier May Rodríguez, corregir el rumbo de la política social del Gobierno federal, porque a tres años de su implementación, los resultados evidencian un fracaso en los objetivos de reducir la pobreza en México.

Hoy tenemos casi cuatro millones más de pobres en este país y los fracasos, las deficiencias y los errores no se quieren reconocer, además de que hay más personas que no tienen ni siquiera para comer, hay más personas sin acceso a la seguridad social, más pacientes que no reciben medicamentos completos y más niños que mueren por cáncer por la falta de tratamientos.      

Lamento que a la mitad del sexenio el saldo de su errática política social sea más infantes de un año que no tienen completo su esquema básico de vacunación y que la primera infancia carezca de una estancia infantil, porque el nuevo programa sólo cubre el 6 por ciento de los niños que requieren de este servicio.

Hoy somos el cuarto país con más muertos por la pandemia de Covid-19 y uno de los de mayor cantidad decesos de personal médico por este motivo, tenemos una altísima tasa de letalidad y somos de los países que menos recursos destinó para enfrentar la crisis económica y de salud.

También somos de los países con mayor rezago educativo y con más abandono escolar, además de que hoy tenemos muchísimas familias afectadas por fenómenos climáticos que aún no han recibido apoyo del gobierno.

Esta es nuestra realidad y no la que se inventa todos los días en las mañaneras desde Palacio Nacional. El aumento de la pobreza en México es evidencia suficiente de que a la mitad del camino en política social se le ha fallado a los mexicanos.

Queda al descubierto que el verdadero afán de varios programas no es utilizar la política social para darles mejor calidad de vida, sino usarlos como una clientela electoral.