*Iniciativas de ley ‘mafufas’ e improvisadas

La ‘claridad y la agudeza’ con la que se crean iniciativas es sorprendente y oportunista, y eso lo hace muy bien el presidente Andrés Manuel López Obrador, enarbolando la palabra democracia, no con el significado de dejar decidir al pueblo por sí mismo, sino como una competencia de élites por el liderazgo político y teatralizando a la política con una buena dosis de apariencia, para actuar sobre la irracionalidad del pueblo y con ello lograr desaparecer la autonomía personal y la capacidad de juicio individual, tal como lo hace con los legisladores de Morena y otros tantos de la oposición.

López Obrador, al igual que sus antecesores, no considera al pueblo como sujeto racional de la política, sino como ignorante y falto de juicio, aunque en público quiera demostrar lo contrario, lo importante es obtener votos mediante el “maiceo” masivo de la ciudadanía.

Y no es para menos, pues sin contar a los mismos de siempre, los legisladores de Morena (son igualitos a los de los otros partidos políticos), en su afán por sorprender a la ciudadanía, que según ellos los eligió, tienen la iniciativa por elaborar iniciativas, emulando al señor presidente o por orden del mismo.

Sin embargo, para demostrarle a la sociedad que sí trabajan, se afianzan de cualquier tema para lanzar sus propias iniciativas: si de la noche a la mañana se hace constante el secuestro ‘exprés’ de personas, inmediatamente se propone una iniciativa contra dicho delito; llega a oídos de algún legislador la noticia de que aumenta peligrosamente el acoso sexual, ¡‘púmbale’!, a crear otra iniciativa y de paso aparentan que trabajan, discutiendo como verduleras y en una hora hacen lo que no hicieron en una legislatura completita.

La palabra ‘anticiparse’ no existe en el léxico legislativo porque todo va sobre la marcha, primero se moja el ciudadano y luego se le sugiere que use el paraguas. Sé de antemano que la capacidad intelectual de la mayoría de los servidores públicos de México deja mucho que desear.

Sin embargo, admiro el esfuerzo y la capacidad arribista, traicionera, oportunista y lambiscona que usan para obtener puestos de poder, una curul, para ser palomeados en la lista, aunque tengan la primaria trunca o sean más populacheros que los Ángeles Azules.

Su camino hacia el éxito depende de saberse ganar la voluntad de la cúpula dirigente y del señor presidente, con lo que su libre albedrío queda desterrado.

Me basta con escuchar sus discursos, dirigidos no a la razón sino a los sentimientos del individuo, para notar que casi siempre se equivocan, como consta en la emisión de sus pensamientos, estimando como concebido algo que nunca concibieron y, consecuentemente engañándose a sí mismos.

Sé que muchos llegaron tarde a la distribución de talento y capacidad, lo que les impide conocer las circunstancias particulares de su propia sociedad, pues nos venden mentiras por verdades. En sus maravillosas iniciativas les gusta introducir ilusión y engaño como si fueran cuestiones fundamentales de la vida social.

¿Quién le puede creer a esta mayoría de diputados y senadores? Según ellos, se sienten útiles para resolver la problemática actual del país, aunque para llegar a lo que son, muchos dependieron del medro personal y a la cúpula dirigente a la que aprenden a lambisconear y servir mediante la conversación galante y el maléfico arte de saber aparentar.

Sin duda, lo que más les importa dentro del círculo político es mirar y ser mirados, estar frente a los reflectores y hacer hasta lo imposible para impedir que la ciudadanía tenga un alto grado de racionalidad y participación política, utilizando técnicas descaradas de propaganda e iniciativas poco viables y carentes de funcionalidad.

Dicen que el buen juez por su casa empieza, ¿no sería razonable crear una iniciativa en la que se proponga un castigo, independientemente del fuero, a todos aquellos legisladores que tengan vínculos con los narcos, traficantes de poder, ‘vendepatrias’, pederastas, ladrones y todas esas monadas que distinguen a muchos o pocos servidores públicos?

Sin el menor empacho siempre se apoyan en la Constitución para hacer y deshacer, si precisamente son ellos los primeros en violarla, pisotearla y modificarla para beneficio personal.

¿Realmente el sueldo que obtienen estos servidores públicos va de acuerdo con su productividad, capacidad y horario laboral? ¿Quién los controla? Sería extraordinaria una iniciativa para crear un órgano independiente, apartidista, pero sobre todo honesto e imparcial, que les pisara los callos a todos estos paladines de la justicia que andan desatados y que, en el mayor de los descaros, los controlan, insisto, los mismos de siempre, que se siguen moviendo a diestra y siniestra, amparados, por ese bodrio y nefasto fuero. Son las raíces de una burocracia fundamental para el proceso de destrucción del individuo y para mecanizar a la sociedad.

A casi un año de que se sepa quién será el nuevo presidente o presidenta de México, seguirán “las mañaneras”, pero no para mantener informada a la ciudadanía, como vilmente quiere hacernos creer el presidente, sino para resaltar la fuerza de su imagen, en donde lo primordial no es su argumentación o la efectividad de sus discursos que pocos entienden, sino sus gestos, articulaciones y desplantes que calan hondamente en el inconsciente de la gente y lo hacen ser el mismo mártir de siempre, aunque yo tenga otros datos.

Nos leemos la próxima semana.

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