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*Las Siete Colinas de “ROMA” (1ª. Parte)

Así como se conoce que siete destacados promontorios han formado históricamente el corazón de la Ciudad de Roma, en un parangón que podría resultar útil, analizaremos siete características que se pueden considerar en la película ROMA (México, 2018). El objetivo sería observar los diversos ángulos que una obra como la del realizador Alfonso Cuarón nos ofrece. Y precisamente esta es la óptica que se recomienda adoptar al momento de ver esta realización, para sacar una mejor apreciación.

La película ROMA es una cinta que conlleva la característica de encerrar muchos aspectos importantes en el levantamiento de su estructura. Aspectos que van desde lo técnico-cinematográfico, hasta el discurso étnico social, que hoy en día sobresale ante muchos discursos de intolerancia y discriminación que se alzan en varias partes del planeta, y que parece ser, se endurecen cada vez más; como por ejemplo en el caso de la administración de Donald Trump. Por ello, resulta imprescindible acercarse a esta película, con ánimo de descubrir este mosaico multifacético que nos ofrece el reconocido y premiado realizador mexicano.

El director Alfonso Cuarón en su octavo largometraje, deja ver la sencillez de la maestría, cuando verdaderamente se tiene el dominio completo de todos los elementos. ROMA (2018) aparenta ser una película sencilla y sin complicación, y en realidad lo es. Pues a partir de una propia anécdota juvenil se desarrolla un guion ligero y accesible para cualquier tipo de público. En ello radica, precisamente, esa naturalidad, carente de artificios dramáticos y utilizando simbolismos llanos que nos remiten irremisiblemente a la vida cotidiana: el paso de un avión que cruza el cielo, las heces caninas que abundan en el patio, y que vemos recoger o impregnarse en los neumáticos del enorme vehículo cuando entra en la cochera estrecha de la casa.

Igualmente, el recorrido por calles recreadas e interiores de cines de la época, y que se hacen cómplices de una narración ajustada a inicios de la década de los 70´s. Situación que pretende, para a quienes no conocieron esos lugares, dar a conocer su aspecto; y a quienes tuvimos la oportunidad de estar en dichos puntos evocar, cuando menos, un melancólico recuerdo.

La fotografía en blanco y negro es una presencia determinante en la realización de ROMA, ya que no tan solo establece un diálogo de intimidad con el espectador y los personajes, sino que ayuda a mantener el tono sugestivo de la época. Aunque también, seguramente estuvo determinado el uso de blanco y negro por el ajuste de imágenes de archivo en la recreación de calles e interiores utilizados. Cuarón tuvo que asumir la dirección de fotografía de manera circunstancial, y se apoyó en Galo Olivares como segundo director de fotografía, ya que en el proyecto se contemplaba la participación de su amigo Emmanuel Lubezky, pero por motivos de agenda no colaboró.

Sin embargo, la experiencia de Alfonso como cine-fotógrafo lo llevó a elegir el sistema Arri de 65mm. Con ello, el realizador logra un blanco y negro digital perfecto, y mantener una atmósfera de nostalgia de época. Además, utiliza en una serie de movimientos de cámara sutiles que algo remite a un cine - poesía, sobre todo en sus planos secuencia, donde lo importante es recrear la vida misma y su significado.

El director abre este espacio vital a sus actores, para que se integren a ese entorno y se desenvuelvan libremente con sus propias reacciones y sentimientos. Situación que requiere un control total de lo que se está haciendo y lo que se quiere lograr, que en este caso es levantar sensaciones de personajes vitales, y no tan solo actores que interpreten un papel con diálogos memorizados.

El sonido actúa y se desarrolla en su propio ámbito, pero con el mismo objetivo marcado por el realizador. Tal vez en este punto con mayor exigencia debido al poder recordatorio y vivencial de la época que se pretende rehacer.

Se comenta sobre el hecho de que la película no tiene música escrita especialmente (score), pero hay que destacar que sí intervienen momentos musicales que surgen, generalmente, de aparatos de radio. Son temas populares famosos de esa época con sus intérpretes originales: Leo Dan, José José, Lupita DÁlessio, entre otros. Además de La Hora Exacta XEQK. Dando al entorno sonoro mayor credibilidad.

Lo interesante a destacar en este trabajo realizado por el supervisor de sonido Sergio Díaz se debe apreciar con toda su plenitud viendo ROMA en una sala de cine. La ambientación sonora de la Ciudad de México de ese entonces se realiza a detalle con sus ruidos propios.

El uso del sonido tiene, entre otros momentos, aspectos dramáticos muy interesantes. Uno de ellos es en el hospital cuando el parto, donde las voces y movimientos de los médicos, aunado a los quejidos de la parturienta crean una atmósfera real de emergencia y zozobra.

Otro momento, en el que el sonido es usado con sentido dramático cuando Cleo se mete al mar para rescatar a los pequeños. En esta parte, el sonido del oleaje impetuoso y constante mantiene la ansiedad y agitación propia de la escena.

Igualmente, el silencio está puntualmente utilizado para completar mucho del poco diálogo que tiene la película, y suplirlo con gestos y acciones. Un buen ejemplo resulta el abrazo por la espalda que la esposa da al marido al momento de su partida, que demuestra el conflicto marital y la separación definitiva de la pareja, y que es contrapuesto repentinamente con la estridente bulla de los tambores y cornetas de la banda militar que en ese momento pasa por la calle.

Hasta aquí analizaremos estos cuatro puntos destacables de la película ROMA de Alfonso Cuarón. Una singular producción; la cual ha levantado polémica, pero también, igual o mayor número de reconocimientos a nivel mundial. Por algo será. En la segunda parte de esta colaboración hablaremos de los temas: El talento artístico, Los motivos de NETFLIX y la cada vez más próxima entrega del Oscar.

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