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*Reglas claras, precisas e inteligentes

La riqueza tiene dos ángulos sociales, la creación y la distribución. Para crear riqueza se requieren reglas claras, precisas e inteligentes. Es indispensable el irrestricto apego a la ley y que ésta se imponga por encima de todos, tanto gobernantes como gobernados. La República es el mejor entorno para crear riqueza a mediano y largo plazo.

También se requiere la coordinación entre gobernantes y gobernados para la creación de infraestructura física utilizando los recursos de manera sustentable y humana vía el diseño académico de la currícula educativa. Es un engranaje que debe estar bien coordinado para que la maquinaria avance. Crear riqueza es el proyecto más noble e indispensable en una colectividad.

Para atacar la desigualdad es preciso gravar con impuestos la actividad productiva y el consumo para poder generar un estado de bienestar que motive a los integrantes a aportar su esfuerzo en plenitud. En la medida en la que los integrantes de esta filarmónica tengan salud y equilibrio físico, emocional, mental y anímico, el resultado será enriquecedor, estarán dispuestos a aportar lo mejor de su esfuerzo.

La extracción de los impuestos, así como su pulcra, precisa e inteligente aplicación encaminada al bien común, generara el entorno ideal para la creación de riqueza.

Cuando la ley de la República se aplica por encima de los hombres, tenemos progreso.

No existe mejor objetivo que promover una sociedad justa y ordenada, en donde todos sus integrantes tengan la oportunidad y la posibilidad de desarrollar sus talentos a plenitud al servicio de sus conciudadanos. Cuando el director de la orquesta alinea a todos los ejecutantes con precisión milimétrica, se genera la anhelada armonía musical.

Esto se hace cuando se quiere, en verdad, atacar la desigualdad, cáncer de nuestro tiempo que permite deformaciones muy peligrosas en nuestro tejido social.

Pero ¿Qué pasa cuando algunos integrantes obtienen beneficios por encina de la ley,

cuando algunas organizaciones "sociales" bloquean vías y exigen recursos, cuando algunos "empresarios" evaden impuestos o de plano roban entrando en contubernio con gobernantes, cuando líderes políticos fomentan el encono y la división, cuando no hay ley y en lugar de director de orquesta tenemos agitadores que fomentan la discordia entre los integrantes de la orquesta?

El caos resultante inhibe, frena, impide, aniquila la creación de riqueza. Se provoca un entorno dislocado en donde solo seremos capaces de repartir pobreza y desolación.

Señalar a los más capaces como el enemigo a vencer, atacar a los que saben abrir brecha, crear nuevos entornos, aprovechar nuevas tecnologías, distribuir proyectos e integrar voluntades, generar espacios y producir riqueza, esto es, a los emprendedores, equivale a quemar el bosque, salar la tierra, bloquear los ríos, anular el futuro.

Los verdaderos empresarios son los aliados indispensables en la lucha contra la desigualdad y la pobreza, son la punta de lanza de esta batalla. Al empresario hay que darle el entorno adecuado para que despliegue su potencial dentro del marco legal en el que vía los impuestos colabora de manera decidida con el desarrollo social.

Esto es así cuando realmente se quiere combatir la desigualdad y la pobreza.

Cuando lo que se busca es asaltar el poder, acumular todas las fichas para imponer una idea y coartar la libertad, entonces se promueve, se alienta, se permite el desorden, se confunde deliberadamente, se acentúan los elementos de discordia, se generan enconos, desavenencias, conflictos.

A rio revuelto...