*Ojalá que López Obrador logre acreditar su gobierno

Gente cercana al presidente Andrés Manuel López Obrador confirma la preocupación que últimamente está afectando el ánimo del mandatario, no solo por los niveles inflacionarios que vislumbran difícil panorama económico para el 2022, sino por el recrudecimiento de la inseguridad que padece mucho pueblo.

Versiones que circulan en los pasillos de Palacio Nacional revelan que al presidente le afecta sobre manera amanecer con informes de asaltos en el transporte público, servicio que utiliza el sector más necesitado, pero también lo pone de nervios cuando aparecen cuerpos colgados en la vía pública, como los que aparecieron recientemente en Zacatecas, entidad que apenas comienza a gobernador su partido Morena.

Y es que, además, en las benditas redes algunos de sus simpatizantes difunden comentarios que le recuerdan también la reciente declaración que soltó en una de sus mañaneras, en el sentido de que si su gobierno no lograr pacifica al país, no podrá acreditar históricamente el cumplimiento de su compromiso transformador.

Así se está cumpliendo lo que en ocasión de esa frase, nuestro Sinforoso, el oso chismoso, advirtió que pronto el pueblo, sabio y mucha pieza, le estaría recordando una confesión que se relacionaría con aquella otra frase que soltó para anunciar que para pacificar al país daría abrazos y no balazos.

“Esto es un desafío, es una responsabilidad, es una convicción. Si no terminamos de pacificar a México, por más que se haya hecho, no vamos a poder acreditar históricamente a nuestro gobierno. Además, es un desafío hasta político”.

Palabras textuales de López Obrador registradas en la historia de la mal llamada 4-T y que será capítulo destacado en la reseña de quienes ya están dedicados a documentar lo que ocurre y seguirá ocurriendo en el primer sexenio morenista.

En los desayunaderos políticos también sale a relucir aquella frase de que acusaría con sus mamás y abuelas a quienes se estén portando mal o se alisten en las filas de la delincuencia, lo que evidentemente causó todo tipo de bromas y comentarios de profundidad social, porque no son programas de gobierno serio y responsable para un fenómeno que tanto sufre el pueblo de todos los estratos.

Lo que más duele, y eso aparentemente también es motivo de preocupación en el presidente, son los asaltos que se cometen en las llamadas combis de transporte público, porque son jóvenes que suben a esos vehículos a quitar monederos, celulares, bolsas y maletas al pasaje de todas las edades, con groserías y agresivas amenazas de dispararles con las pistolas que portan.

Estos lacerantes episodios ocurren todos los días en la Ciudad de México y Estado de México, principalmente, robos que no son otra cosa de pueblo pobre contra pueblo pobre, pues queda claro que los jóvenes que no encuentra trabajo salen a buscar dinero por esa vía del robo al más débil y desposeído.

Así las cosas, si López Obrador no logra pacificar la guerra entre cárteles que se matan entre sí y cuelgan los cuerpos en la vía pública, y no cesan los robos en las combis, se cumplirán las palabras del propio mandatario y con las que él mismo etiquetó a su gobierno si falla en eso.

Que quede para la reflexión, porque el panorama se ve difícil.

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