*Armar un país destrozado

Los Estados Unidos Mexicanos tienen una superficie de 1.972.550 Km2. Aunque no es un tema común de conversación, México en el año 2000 tenía más de 199 mil localidades con menos de 2500 habitantes y para 2020 esa cifra se redujo en casi 10,000. Pero el número de habitantes permaneció prácticamente igual (menos de 27 millones).

En tanto en ese mismo lapso las poblaciones superiores a los 2500 hasta 14,999, se agregaron menos de medio millar (3,488) con una población total superior a los 17 millones, es decir; más de 45 millones de mexicanos viven en comunidades menores a15 mil habitantes*. 

Y luego preguntamos ¿por qué nos pasa lo que nos pasa?

En la última elección hubo 169 mil casillas en todo el territorio, lo que dejó más de 23 mil comunidades pequeñas sin casilla propia.

Para ser precisos, más de la tercera parte del país está pulverizada en más de 192,400 localidades pequeñas menores a 15 mil habitantes, con los problemas de agua, electricidad, comunicación, movilidad, transportes adecuados y eficientes, educación, clínicas, falta de internet, reutilización de aguas, manejo de basuras, aguas residuales, y demás problemas.

Los problemas en las comunidades pequeñas como las descritas son enormes, por eso los narcos se adueñan de ellas o los veneran como a santos milagrosos, como fue el caso del Chapo & Familiy.

 Los otros 83 millones estamos amontonados en 741 hacinamientos irregulares, slums, ciudades, urbes, megalópolis o cómo se le ocurra llamarles.

 Por eso no es de sorprender que muchos millones de votos se vayan por aquel partido o persona que lo único que entiende es: “al menos algo me da”.

Obviamente la migración de esas pequeñas, medianas o grandes comunidades es una constante, no una excepción o casualidad.

Como solución a bote pronto, al igual que con el aeropuerto de YSQ, sin estudios de impacto ambiental, rendimientos económicos, índices de retorno, aprovechamiento de recursos y un sinfín de factores que implicarán más de 475.000 millones de pesos de inversión pública en su mandato, “Claudia Sheinbaum ha mencionado muy temprano el tendido de vías férreas para poner trenes de pasajeros por México en su sexenio. No es un gesto cualquiera”**.

“En esos trenes viajarán estudiantes, obreros, científicos, turistas, lo que indudablemente elevará el consumo y la inversión privada, es decir, el empleo, la cultura y todo aquello que moderniza un territorio y eleva el bienestar de su población, pero también envía un mensaje económico de calado internacional.

El momento clave que atraviesa México, con previsiones de inversión extranjera en polos industriales, necesita que el Gobierno implemente las medidas adecuadas para canalizar ese desarrollo y llevarlo por todo el país, no solo en los núcleos tradicionales. La seguridad y la capacitación del personal serán dos asuntos a tener en cuenta para sacar el máximo rendimiento al dinero estadounidense y al propio”**.

La apuesta Sheinbaum implica un enorme beneficio al empleo. Solo para el tramo Guadalajara – Irapuato se han calculado 37.000 puestos directos y 18.500 indirectos. Y son muchos más los cientos de kilómetros previstos. Los nuevos trenes, ha dicho Sheinbaum, serán eléctricos**.

Muy bien y ¿de dónde van a generar la electricidad para esos ferrocarriles, quemando combustóleo? Está muy claro que se están planificando apagones en varios estados porque no hay generación suficiente de energía para asuntos indispensables. ¿De qué servirán los trenes parados por falta de energía?

La idea expresada por CS puede ser una excelente noticia para -mitigar- “la contaminación que ahora atraviesan los cielos mexicanos en cuanto a saturación de aeropuertos y para las congestionadas carreteras. Incluso en algunos países, mencionó la presidenta electa, los trayectos de menos de 250 kilómetros ya tienen prohibido el avión, todo por tierra. Por no hablar del tiempo que se pierde en los aeropuertos”.

Pero, el pero de siempre, la inseguridad que los cínicos compañeros y empleados de la Sheinbaum no admiten, radica en que los trenes de mercancías son descarrilados deliberadamente y “asaltados en numerosas ocasiones, de ahí que lleven protección.

El paso de los convoyes es curioso en México, porque entre vagones suelen ir personas fuertemente armadas para impedir que los criminales frenen la locomotora y se hagan con la mercancía, ya sean electrodomésticos, colchones o trigo, que luego va al mercado negro para engrosar las arcas de los criminales”** con pleno conocimiento y muchas veces complicidad de las autoridades civiles, municipales estatales o militares.

“La violencia se paga cara, y no solo en vidas humanas y en lo económico. También en las obras civiles. La protección de los nuevos trenes necesitará un gasto extra. En algunos tramos no bastará con vallas de alambre, las autoridades ya han anunciado muros de cemento en ciertos kilómetros para impedir incidentes y vandalismo”**.

Sirva lo anterior para reconocer que por creatividad no ha quedado, sin embargo; no es por ocurrencia, ideas ‘geniales’, rescatar proyectos abandonados o la inventiva de los cuates como se resuelven los problemas del país.

Al inicio señalamos la dispersión demográfica que sufre el país y la infinidad de carencias que eso conlleva y no se puede echar toda la carne al asador en grandes proyectos de relumbrón (aunque no menos útiles) sin la debida metodología, disciplina, cuantificación, proyección y valoración, cuando existen muchos asuntos pendientes, muchos de ellos urgentes como los ya mencionados en las comunidades pequeñas, medianas y grandes.

La orografía de México por supuesto que contribuye a la dispersión demográfica más la intensa actividad sísmica que le caracteriza deberían ser elementos a considerar en los proyectos industriales y de reordenamiento poblacional del país. Sería criminal seguir permitiendo que los problemas sigan creciendo y complicándose a grado tal que tengan que convertirse en emergencia o desgracias como ha sido Acapulco o cada temporada de lluvias Nuevo León, Veracruz, Estado de México, Tabasco, Chiapas, Puebla, CDMX y otros estados y comunidades.

*https://rde.inegi.org.mx/wpcontent/uploads/2024/pdf/RDE43/RDE43_art02.pdf

**https://mail.google.com/mail/u/0/#inbox/FMfcgzQVxbpBnfsXjXFXFRGGCTTJGWxK

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