*El Clima… Otra vez, pero más grave

Ya hemos comentado en reiteradas ocasiones que existen temas, situaciones, problemas y eventos que son cíclicos y a querer o no, se deben atender antes de que sea demasiado tarde o de plano se compliquen a tal grado que las cosas se vuelven urgentes, dramáticas o trágicas; el medio ambiente es una de esas.

Desde 2009, es decir; hace 14 años, un nutrido grupo de científicos  nos avisó sobre nueve límites que los humanos no deberían sobrepasar si quieren que la Tierra siga siendo acogedora para la civilización, tales umbrales son: Cambio climático; Integridad de la biósfera; Cambio del uso del suelo; Flujos bioquímicos; Reducción del ozono estratosférico; Uso del agua dulce; Acidificación del océano; Carga de aerosoles atmosféricos e Incorporación de nuevas entidades.

1.- Someramente le diré que hasta 2021 “desde la Revolución Industrial, la temperatura global ha subido 1,1°C. Este aumento es el responsable de los fenómenos climáticos extremos” y “Según Naciones Unidas (ONU), hoy en día tenemos cinco veces más desastres meteorológicos que en 1970 y son siete veces más costosos. Las consecuencias son más devastación y más muertes”. No obstante, si seguimos tal como en la actualidad, para fines de este siglo el incremento puede llegar a los 4,4°C, lo cual sería catastrófico, y para colmo de males  el cambio climático es uno de los dos límites planetarios considerados centrales por su influencia sobre todo el sistema*.

2.- La integridad de la biósfera, es decir, la pérdida de biodiversidad y extinción de especies, es el otro de los límites centrales. Y ya lo hemos pasado. Sin embargo, a diferencia del cambio climático, este proceso ya pasó la zona de riesgo creciente y se encuentra directamente en la zona de riesgo alto, lo que aumenta las probabilidades de generar cambios ambientales irreversibles a gran escala. El desafío es monumental si se tiene en cuenta que actualmente de las 8 millones de especies animales y vegetales que habitan el planeta, 1 millón está en peligro de extinción.

No obstante, es un esfuerzo necesario: tener ecosistemas saludables nos provee de aire limpio, suelos fértiles, agua dulce, cultivos polinizados, materias primas para nuevos fármacos y un largo etcétera*.

3.- El uso del suelo es otro de los límites que hemos cruzado y consiste en la transformación de bosques, pastizales, humedales, la tundra y otros tipos de vegetación principalmente en tierras para la agricultura y ganadería.

La deforestación, por ejemplo, tiene un enorme impacto en la capacidad del clima para regularse, algo que los especialistas repiten cada vez que hay incendios en el Amazonas.

“Uno de los desafíos actuales de la sostenibilidad es cómo alimentar a las casi 8 mil millones de personas que viven en el planeta (y los 2 mil millones más que habrán en 2050) sin quitarle más terreno a la naturaleza”*.

Incluso la Comisión Tierra, una alianza formada por destacados científicos, fijaba entre el 50% y el 60% la superficie terrestre a conservar libre de ganadería, agricultura, minería o cualquier otra interferencia humana. “Actualmente, estamos entre el 45% y el 50%. Así que, justo por debajo del límite”**.

4.- La cuarta frontera ya sobrepasada es la de los flujos bioquímicos, que abarca sobre todo a los ciclos de fósforo y nitrógeno. Los problemas que esto genera es que parte del fósforo y nitrógeno aplicados a los cultivos es arrastrado al mar, donde empujan a los sistemas acuáticos a traspasar sus propios umbrales ecológicos*.

5.- De los nueve procesos, hay uno solo sobre el que la humanidad actuó con éxito al ver las señales de alerta: la reducción del ozono en la estratósfera.

Hace más de 30 años el mundo entero se puso de acuerdo en prohibir los clorofluorocarbonos (CFC), sustancias químicas que estaban provocando un "agujero" en la capa de ozono.

Las consecuencias de perder esta capa de protección iban desde la multiplicación de los casos de cáncer de piel hasta daños medioambientales irreversibles*.

6.- Si bien el uso de agua dulce está actualmente dentro del área de acción segura, nos estamos moviendo de forma vertiginosa hacia la zona de riesgo. Baste recordar que solo el 2,5% es agua dulce. Este porcentaje es cada vez menor principalmente por la ya citada creciente presión de la agricultura para producir más y más comida*.

7.- Con la acidificación del océano sucede algo similar que con el agua dulce: el límite no ha sido cruzado aún (según algunos científicos y gobiernos), pero estamos peligrosamente cerca. Este proceso en particular presenta una capa extra de riesgo, pues varias de las extinciones masivas de la historia tuvieron a la acidificación de los océanos como detonante.

En los últimos 200 años, el agua del océano se ha vuelto un 30% más ácida, una tasa de transformación química 100 veces más rápida que la registrada allí en los últimos 55 millones de años.

Este límite está tan íntimamente ligado con el cambio climático que se le suele llamar su "gemelo malvado"*.

8.- En lo que hace a los aerosoles atmosféricos los científicos no saben cómo medirlos.

"No existe una línea base de los últimos 11.000 años para esos procesos, porque son nuevos". La contaminación de la atmósfera con aerosoles de origen humano, es decir, partículas microscópicas generadas sobre todo por la quema de combustibles fósiles, pero también por otras actividades como los incendios forestales.

Estos aerosoles afectan tanto al clima (por ejemplo, provocan cambios en los sistemas de monzones en las regiones tropicales) como a los organismos vivos (unas 800.000 personas mueren cada año de forma prematura por respirar aire altamente contaminado)*.

9.- De las llamadas "nuevas entidades". “Se trata de elementos u organismos modificados por los humanos, así como sustancias enteramente nuevas. Esto incluye una lista de cientos de miles de entidades que van desde materiales radiactivos hasta micro-plásticos”*. Y prueba de ellos se han encontrado en millares de animales acuáticos que van desde tortugas, ballenas, tiburones, camarones y peces de consumo masivo.

El problema como señalamos se ha vuelto cada vez más grave y muestra de ello fueron las declaraciones en mayo pasado de el director del Instituto Potsdam para la Investigación en el Cambio Climático (Alemania), Johan Rockström, quien recordó en una rueda de prensa en línea que “1,5 grados no es un objetivo, no es una meta, es un límite físico”. A partir de ese límite los riesgos son muy altos, pero ya antes de superarlo el calentamiento está generando profundas consecuencias. Los científicos estiman que la temperatura ya ha subido una media de 1,2 grados y el impacto se puede percibir en la mayor parte del planeta y sufrir por millones de personas.

“Siete de los ocho indicadores que hemos estado evaluando están fuera del espacio justo y seguro. También vemos que hay una ventana para que sea todavía posible una transformación que recupere ese espacio seguro. Pero requiere transformaciones y una acción muy, muy rápida. Y no será suficiente con simplemente descarbonizar el sistema energético global”.

Prácticamente siete de los nueve umbrales para evitar la alteración y destrucción del sistema de autorecuperación del planeta ya han sido superados de forma irresponsable, y el asunto sigue complicándose.  Muestra de ello también lo encontramos en el reciente hallazgo de los científicos que han estudiado la evolución de la Atlantic Meridional Overturning Circulation) (AMOC)  o en su traducción al español CRL (Circulación de Retorno Longitudinal) tienen claro que esa corriente que distribuye la temperatura y alimentación en el planeta colapsará en las próximas décadas si no se reducen ya las emisiones de gases de efecto invernadero. Incluso le ponen fecha, en torno a 2057. Sin embargo, otros científicos sostienen que no hay suficientes datos para esperar el colapso***.

Lo que no admite dudas es que el factor desestabilizador está siendo el deshielo de Groenlandia, y en menor medida, la acelerada pérdida del hielo marino del Ártico, ambos provocados por el calentamiento global***.

Mientras tanto aquí nos importa un celestial pepino si existe un derrame de millones de barriles de petróleo crudo, aceite o combustible. Para nosotros una mancha de más de 400 kilómetros cuadrados es una fantasía, una exageración de los perversos periodistas mexicanos que nada más no saben cómo joderle la paciencia a la víctima de palacio.

 *https://www.bbc.com/mundo/noticias-58954923

**https://elpais.com/ciencia/2023-05-31/siete-de-los-nueve-umbrales-que-permiten-la-vida-humana-

***https://elpais.com/ciencia/2023-07-25/la-principal-corriente-oceanica-que-regula-el-clima-muestra