*Ideas para una Iniciativa Constitucional

Ahora que las Cámaras que constituyen el Congreso de la Unión están saturadas con las 20 iniciativas que envió Palacio Nacional para volver a remendar la Carta Magna lo más rápido que las impertinencias presidenciales les permitan, me tomo la libertad de someter  a la consideración de los señores legisladores que en el camino consideren la posibilidad de incluir otra que reglamente la responsabilidad del Poder Ejecutivo, para librarnos de la impunidad.

Así como el presidente en turno protesta “guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes que de ella emanan”, también reglamentar las condiciones y responsabilidades en que incurran en caso de no hacerlo, mal hacerlo o de plano desacatarlo.

Me explico: literalmente está establecido que en México “cualquiera de las dos cámaras podrá conocer en calidad de gran jurado sobre las acusaciones: I. Del presidente de la federación, por delitos de traición contra la independencia nacional, o la forma establecida de gobierno, y por cohecho o soborno, cometidos durante el tiempo de su empleo”*. Lo que al parecer luce en el papel muy democrático. Sin embargo, las académicas Claudia Gamboa Montejano y Sandra Valdés Robledo concluyen en su investigación “Responsabilidades del Presidente de la República”: “El hecho de que al Presidente de la República se le pueda acusar sólo por dos causales, implica un estado de una casi absoluta inmunidad que conlleva a otro de impunidad o a la llamada –por algunos autores- irresponsabilidad presidencial”**.

Y no dudan en precisar lo que muy bien podemos aplicar en México al respecto, tal y como sucede en otros países que como bien señalan: “destaca Perú en donde se cuenta con cinco años posteriores a la terminación del mandato del Presidente para fincarle responsabilidades por la comisión de ilícitos durante el desempeño de sus funciones”**. 

Es tiempo de que en México ahora que fue aniversario de la Constitución de 1917, se le haga un añadido que verdaderamente ponga fin a la impunidad y al criminal usufructo de una pésima gestión, ya que cada 6 años contemplamos como el expresidente se autoexilia y nos conformamos sólo con mentarle la madre. Y como bien sabe el pueblo justo y sabio, las mentadas son como las llamadas a misa y por lo regular ahora ya casi nadie va a misa, y a lo otro… tampoco.

La idea viene a cuento después de leer la nota que publicó esta semana el New York Times*** donde el “Tribunal Federal de Apelaciones rechazó la afirmación absoluta de Trump de Inmunidad Absoluta”. Dicho “Tribunal Federal de Apelaciones rechazó el martes la afirmación del expresidente Donald J. Trump de que era inmune a los cargos de conspirar para subvertir los resultados de las elecciones de 2020 y dictaminó que debe ir a juicio por una acusación penal que lo acusa de intentar revertir su pérdida al presidente Biden”.

Y como bien señalan los reporteros Alan Feuer y Charles Savage en torno a la pregunta  que “nunca había sido abordada por un tribunal de apelaciones: ¿Pueden los ex presidentes escapar de ser considerados responsables por el sistema de justicia penal por cosas que hicieron mientras estaban en el cargo?”

La pregunta efectivamente es novedosa “porque ningún expresidente hasta Trump había sido acusado, por lo que nunca hubo oportunidad para que un acusado presentara (y los tribunales consideraran) el amplio reclamo de inmunidad ejecutiva que él presentó”.

Y más sorprendente, lógico y didáctico resultó el fallo de los magistrados quienes al sentenciar declararon en un comunicado: “A los efectos de este caso penal, el expresidente Trump se ha convertido en ciudadano Trump, con todas las defensas de cualquier otro acusado penal”, escribió el panel. “Pero cualquier inmunidad ejecutiva que pudiera haberlo protegido mientras se desempeñaba como presidente ya no lo protege contra este procesamiento”***.

Por supuesto que el señor Trump al igual que un señor de por aquí cerca  después de maldecir, ofender, descalificar y burlarse de jueces, fiscales y magistrados puede apelar con toda su cara dura a la Suprema Corte para seguir procrastinando el juicio hasta después de las elecciones y en caso de que ganara el insolente inverecundo, podría terminar perdonándose a sí mismo en caso de ganar. Lo que convertiría a la Casa Blanca en la residencia de la desvergüenza.

Así que ahí les dejo la sugerencia, y como señalé, espero que los señores parlamentarios si de veras tienen dos centavos de imaginación (me refiero a la oposición) bien harían en presentar iniciativas para que en esta o la siguiente legislatura se pueda poner un alto definitivo a las sinrazones y despropósitos que han caracterizado a esta administración tal y como sucedió con Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo, Vicente Fox y Enrique Peña Nieto.

Bien decía el inolvidable Oscar Wilde: “Algunas personas causan felicidad a donde van, otras cuando se van”.

O como decía Doña Josefa Ortíz de Domínguez: “No se debe premiar a quien sirve a la patria, sino castigar a quien se sirve de ella”.

*https://www.google.com/search?q=de+qu%C3%A9+puede+ser+acusado+un+presidente+de+mexico&sca_esv=

**https://www.diputados.gob.mx/sedia/sia/spi/SPI-ISS-34-10.pdf

***https://www.nytimes.com/2024/02/06/us/politics/trump-immunity-appeals-court.html