*Río de mentiras y agua

Hace 15 días la Alcaldía Benito Juárez (BJ) se convirtió en noticia por la contaminación del agua, los vecinos recurrieron a la ya única forma oficial de queja que consiste en cerrar avenidas principales para que las autoridades presten atención al asunto, ya que como también es práctica habitual, las autoridades locales se excusan alegando que no está dentro de sus funciones resolver esos problemas y que es el gobierno capitalino el (in) competente para resolver el problema.

El asunto es que ni unos ni otros han atinado siquiera a identificar el origen o causa del problema que afecta a las personas que ahí vivimos y tanto las autoridades delegacionales como las centrales han expresado una cantidad de mentiras e informaciones descontextualizadas que pareciera que Benito Juárez está peor que Iztapalapa en materia hídrica.

Para contextualizar, recordemos que según el Censo de Población y Vivienda* 20-21en BJ habitamos 434,153 personas. Sin embargo, los periodistas y las autoridades han abusado y exagerado en sus mentiras al culpar a los habitantes de la zona del “excesivo consumo y desperdicio del agua” que es superior a los “350 litros por persona”. Lo que es absolutamente falso.

Lo que no mencionan los ignorantes es que durante el día, BJ es el lugar de estudio, trabajo y comida de más de 3.5 o 4 millones de personas que también usan agua. Es decir; durante la jornada laboral la población de la demarcación se multiplica casi por 10, y eso no lo han considerado a la hora de hacer sus señalamientos sobre la supuesta “irresponsabilidad” y “despilfarro” de los habitantes.

Tan solo en el World Trade Center (WTC), en sus más de 900 espacios de oficina, consultorios o negocios, diariamente se reciben más de 9 mil  empleados y visitantes, lo que resulta una miseria frente a los 50 mil que trabajaban en las torres gemelas de New York, y en Manhattan nunca se han quejado por falta de agua o que sepa a petróleo.

Pero para hablar de desgracias no necesitamos recurrir a otros países, aquí en México hace 32 años vivimos una tragedia dantesca sobre la cual, nadie parece querer mencionar.

Como bien nos recordó Víctor Beltri: “Todo comenzó con un fuerte olor a combustible”, “la autoridad aseguró a la ciudadanía que no había motivo para preocuparse” y el 22 de abril de 1992 en Guadalajara “Las explosiones comenzaron alrededor de las diez de la mañana, cuando el barrio se encontraba inmerso en su vida cotidiana.

La primera tuvo lugar en el cruce de calles más importantes de la zona; la segunda ocurriría, de manera casi simultánea, a diez cuadras de distancia. La tercera volaría por los aires un autobús lleno de pasajeros, un poco más lejos: hora y media después, diez explosiones habrían recorrido las calles del barrio a lo largo de once kilómetros, dejando tras de sí una tragedia humana inenarrable cuya magnitud –pretendió ser- ocultada por las autoridades”**.

De esa manera (la peor), fue que se descubrió que la red de agua potable y alcantarillado de Guadalajara estaba contaminada por combustibles de los oleoductos de PEMEX. El saldo oficial de las explosiones fue de 212 muertos, 69 desaparecidos y 1800 lesionados.

Cual nuestra costumbre a Enrique Dau Flores, presidente municipal lo quisieron quemar en leña verde, quien a su vez responsabilizó a Pemex y así intercambiaron acusaciones y repartieron culpas; apresaron a decenas de individuos mismos que tuvieron que liberar posteriormente y hasta el día de hoy  no hay sujeto alguno que purgue condena por causa de los hechos.

Pero sí sirvió para que el gobernador Guillermo Cosío Vidaurri fuese obligado a presentar su renuncia.

 A ver si así corren a Martí Batres de la CDMX, donde tanto daño ha causado desde hace décadas, o ¿nos tendremos que esperar a que suceda otra tragedia?

Ese individuo saltó a la fama literalmente desde el caño, ya que distribuyó y vendió “entre los pobres” la indignantemente recordada leche Betty, que al ser analizada se descubrió que contenía residuos de materia fecal y pese a esa y otras infamias continúa su actividad pública cínicamente, tal y como acostumbran los morenistas.

Los problemas que estamos enfrentando los vecinos de BJ y estos irresponsables no atinan siquiera a orientar son: ¿qué vamos a hacer con el agua que tenemos en las cisternas y los tinacos mientras limpian y depuran la red de agua? ¿ tirar los miles de litros al caño? ¿cuándo y cuántas veces deberemos limpiar cisternas y tinacos si no tienen identificada la fuente de contaminación, la naturaleza del contaminante y la mejor fórmula para limpiar nuestros almacenes o depósitos de agua? ¿con cuánto o cómo va a contribuir la alcaldía y la CDMX para remediar ese problema que nos endilgaron? ¿lo va a pagar PEMEX?

¿Quiénes son los responsables de esta atrocidad y a cuántos se van a enjuiciar? o ¿aquí no pasó nada? ¿cada quien su golpe?

Sin afán de exagerar, bien valdría la pena preguntarnos ¿cómo es que nos dejamos gobernar por estos sujetos tan notoria y evidentemente incompetentes?

Y más importante ¿por quién vamos a votar para que nos gobiernen los próximos tres y seis años? ¿por los mismos atarantados, incompetentes, irresponsables y casi asesinos?

¡¡Vaya… hasta los sortean por tómbola!!

Debe quedar muy claro que el gobierno conlleva privilegios y beneficios, pero también responsabilidades… y muy graves. Pero como aquí campea la impunidad como marca de la casa, por eso cualquier ignorante, incompetente o ganapán se siente con la capacidad y los arrestos de aspirar a una responsabilidad oficial; total, por grave que sea el asunto… ¡nunca pasa nada!

*https://www.inegi.org.mx/app/cpv/2020/resultadosrapidos/default.html

**https://www.excelsior.com.mx/opinion/victor-beltri/un-fuerte-olor-a-combustible/1646572

Save
Cookies user preferences
We use cookies to ensure you to get the best experience on our website. If you decline the use of cookies, this website may not function as expected.
Accept all
Decline all
Analytics
Tools used to analyze the data to measure the effectiveness of a website and to understand how it works.
Google Analytics
Accept
Decline
Unknown
Unknown
Accept
Decline