*¿Quién dice que el priísimo desapareció, no saben que solo se mudó?
El próximo 2 de junio de este 2024 en México poco más de cien millones de mexicanos podrán acudir a las urnas a votar por los candidatos que postulen los partidos Movimiento de Regeneración Nacional, (Morena), Partido Acción Nacional, (PAN), Partido Revolucionario Institucional, (PRI), Partido de la Revolución Democrática (PRD), Partido del Trabajo (PT), partido Movimiento Ciudadano (MC) y Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
La historia política de estos partidos registra que el primero, Morena, apenas tiene 14 años de haber nacido, y la mayoría de sus militantes son seguidores del actual presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Este personaje nació políticamente en el PRI de su tierra natal, Tabasco, y participó en el movimiento que inició el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano que se inconformó con el entonces presidente Miguel de la Madrid Hurtado, porque no los escuchaba, y formó la Corriente Democrática que a la postre se convirtió en PRD.
Años después el perredismo se dividió por un movimiento similar, pues López Obrador reclamó que él era el más popular del movimiento de la izquierda mexicana y así comenzó la construcción del morenismo que viene de la militancia priísta que inicialmente siguió al cardenismo y que ahora profesa los ideales del actual presidente de la República, quien concluye su gestión el último día del próximo mes de septiembre.
Y así, mientras el PRI se debilitaba, el PAN se organizaba y se fortalecía y en las elecciones del año 2000 aceptó la alianza que le solicitó el PVEM para participar en las elecciones que ganó el entonces panista Vicente Fox Quezada, luego se enojarían y en las elecciones presidenciales del 2018 los verdecologistas se sumaron a los priístas, desesperados por revivir políticamente, pero juntos se hundieron por el negativo resultado obtenido.
En las mismas estaba el PT que también se obligó a buscar alianza con las corrientes llamadas de izquierda y se logró posicionar una vez más para no perder el registro y continuar disfrutando de los multimillonarios recursos que reciben los partidos que cada sexenio logran el número de votos que les otorga el pueblo.
Así llegaron todos a las elecciones del año 2018, año en que fue todavía más claro que el PRI se desplomó porque la mayoría de sus militantes y liderazgos regionales se pasaron a Morena, donde, a ojos de todo el pueblo desplazaron a los verdaderos etiquetados de izquierda.
Entre otras maniobras, López Obrador aprovechó la coyuntura para aceptar en su causa social a los petista y verdecologistas, con la advertencia de que deberían someterse a sus dictados o no solamente los haría desaparecer del escenario electoral, sino que enfrentarían las consecuencias a que serían sometidos los dueños de ambos partidos, Alberto Anaya Gutiérrez, del PT, y la familia González Torres, del PVEM, si se investigaban algunas denuncias que ya existen en tribunales.
Hoy, Morena, PT y PVEM suman fuerzas para intentar refrendar sus posiciones ganadas en elecciones anteriores y buscar ganar otras, en tanto que el PAN, PRI y PRD integraron un frente nunca imaginario que, para sorpresa de muchos, en el 2021 tuvo importantes y hasta anunciadores triunfos en las alcaldías de la Ciudad de México, lo que ahora inyecta dudas de cada vez más morenistas, aunque los más adoradores de López Obrador, como Epigmenio Ibarra y Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, se desgañiten gritando que “este arroz ya se coció” y estén dedicados a levantar, desde este momento, la mano a su candidata Claudia Sheinbaum Pardo.
Quiérase que no, la moneda sigue en el aire y todo dependerá de que el próximo dos de junio salga el mayor número de ciudadanos a sufragar a las urnas en todo el país, porque, como se ha acreditado aquí, el morenismo está lleno de ex priístas que saben como operar si hay asistencia reducida a las urnas.
Que quede para la reflexión...