*Vistazo a un mundo casi en llamas
El pasado 8 de febrero se cumplieron tres meses de que circulara en Twitter un video donde un hombre congoleño sosteniendo un cartel con la leyenda; “Detengan el genocidio en el Congo” e inmediatamente vierte gasolina sobre su cuerpo y enciende una cerilla, envolviéndose en llamas. La multitud grita y trata de ayudarlo, pero él los empuja y cae al suelo.
“El vídeo termina con el hombre tendido inmóvil en la acera, rodeado de humo y fuego”*.
La grabación se volvió viral en algunas regiones del mundo por no más de dos semanas pero la autoinmolación del hombre fue un intento desesperado de llamar la atención sobre el genocidio que se ha estado produciendo en las provincias orientales de la República Democrática del Congo desde el siglo pasado, cobrando millones de vidas y desplazando a millones más.
Hasta el momento desconocen el estado y la suerte del hombre, así como sus motivos y antecedentes.
El conflicto en la República Democrática del Congo (RDC) tiene más de dos décadas y ha cobrado millones de vidas y desplazado a millones más. Y se alimenta por la competencia por los ricos recursos naturales de la región, como son el oro, el coltán y el cobalto que se utilizan en diversas industrias y tecnologías, primordialmente en teléfonos inteligentes, portátiles y automóviles eléctricos.
No obstante la trágica suerte de ese país con más de 95 millones de habitantes, están envueltos en el silencio criminal y cómplice por parte de la comunidad internacional – principalmente los Estados occidentales – en los medios de comunicación.
Así pues, es posible evidenciar la hipocresía de la comunidad internacional cuando se trata de países “no blancos”. Particularmente, el conflicto en Ucrania ha puesto en evidencia la brecha de lo que es posible cuando la comunidad internacional atiende una crisis, en comparación con las crisis lejos del centro de atención.
Partiendo de la premisa de “lo que no aparece en la televisión no existe”, es posible reconocer que la visibilidad mediática es importante para que una situación sea considerada relevante en la sociedad contemporánea**.
Y al igual que sucede en la guerra ignorada de la RDC, junto a la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza, que acumula miles de muertos desde el 7 de octubre, y la invasión rusa de Ucrania, que cumplirá dos años el 24 de febrero, en este momento se viven conflictos armados a gran escala en Burkina Faso, Somalia, Sudán, Yemen, Myanmar, Nigeria y Siria***.
Aquí destaca también la terrible situación que se vive en buena parte del territorio nacional, ya que según Programa de Datos de Conflictos de Uppsala (UCDP), un proyecto sueco que investiga, organiza y publica datos verificados sobre conflictos y que es utilizado como referencia por organismos de la ONU, el Banco Mundial y otras entidades internacionales: “Existen diferentes interpretaciones sobre la definición de guerras y conflictos.
Una de las más adoptadas, utilizada por el UCDP y grupos internacionales de estudios, tiene el número de muertes como parámetro, definiendo como guerras los conflictos que alcanzan al menos 1.000 muertes en batallas en un año”***.
Según la definición anterior ¿en qué situación está México donde según las fuentes oficiales desde hace seis años, el país registra más de 30.000 asesinatos al año?
“En 2022, México registró 32.287 asesinatos, una cifra estratosférica que ilustra la crisis de inseguridad y violencia que vive el país desde hace década y media. Según el Instituto Nacional de Estadística (Inegi), el país cuenta 25,9 asesinatos por cada 100.000 habitantes, una de las tasas más altas del continente, comparable a las de Brasil o Colombia, por tamaño y población”****.
Sin embargo, tampoco podemos estar tranquilos ya que en el vecindario las cosas no están para celebrar; en Estados Unidos el año pasado se registraron 22,941homicidios, casi la mitad de los 45,562 registrados en Brasil y eso por no hablar de Jamaica, San Vicente y las Granadinas, Trinidad y Tobago, Ecuador o Colombia+.
Y como se puede comprobar, parece que nos hemos conformado con llevar el registro macabro anual sin que se haya hecho nada para combatir la ola de criminalidad en la que estamos sumidos en todas las latitudes y en todos los continentes o las ínsulas.
La versatilidad del Zócalo
Según C. Medina de Excélsior; “La Plaza de la Constitución, junto con las calles aledañas, ocupa una superficie casi rectangular de aproximadamente 46 800 m², es decir, 195 m x 240 m y se estima que tiene una capacidad para casi 200 mil personas, ocupando el área de la plancha hasta la banqueta de la zona de los Mercaderes.
La realidad es que no hay un dato exacto de cuántas personas caben en la plancha del Zócalo de la CDMX y se usa como referencia los asistentes que ocupan un metro cuadrado, algunos hacen el cálculo a partir de 3 personas y otros a partir de 12.
Sirvan los datos anteriores para recordar la anécdota del maestro Don Armando Fischer Sánchez, quien alguna vez en Palacio Nacional le tocó cubrir la ceremonia del 1º de Mayo junto con otros reporteros y cuando el presidente Adolfo López Mateos iba rumbo al balcón, el líder Fidel Velázquez fanfarroneando le presumió al mandatario: “mire usted señor presidente, ¡un millón de trabajadores le acompañan en esta ceremonia!”.
A lo que ni tardo ni perezoso Carlos Denegri le exclamo: yo veo 100 mil ¿los demás de a cuánto Don Fidel?
Valga la anécdota para aplicarla cuando sea necesario, concretamente a la hora de hacer cuentas.
*https://bnnbreaking.com/watch-now/congolese-man-self-immolates-to-highlight-overlooked-genocide-in-congo/
**https://opi.ucr.ac.cr/node/2155
***https://www.bbc.com/mundo/articles/cprpn7re7dxo#:~:text=Junto%20a%20la%20guerra
****https://elpais.com/mexico/2023-11-01/mexico-registra-mas-de-30000-asesinatos-
+https://www.eleconomista.com.mx/politica/Mexico-con-la-novena-tasa-mas-alta-de-homicidios-en-America