*El discurso político en campañas
Los contendientes que desean llegar a la Presidencia de la República, a estas fechas encarrerados, han estado mostrando en sus discursos políticos de campaña a qué núcleos sociales representan, por lo que es motivo de atención y de análisis por parte de los ciudadanos, a quienes ya no se les puede engañar como antes.
Desde luego que los vocablos que son utilizados en los discursos tienen que tener contenido y verdad para que sean convincentes para los electores y de ahí su claridad.
Pero sabemos que hay vocablos y expresiones utilizados desde la precampaña que se han ido desgastando, y los hechos les ha restado autenticidad, como aquellos que han sido y siguen siendo emitidas por la candidata de la oposición a la Presidencia de la República, la ingeniera Bertha Xóchitl Gálvez Ruíz, quien no sólo trata de encubrir su verdadera ideología y su fraudulenta posición económica, sino su obediencia al constante manejo de la mentira y mentiras para tratar de minimizar, criminalizar y poner en duda la conducción atinada del actual gobierno, emanado de las filas del Movimiento de Regeneración Nacional, MORENA, al que pertenece su principal adversaria política en la próxima elección presidencial, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo.
Es de saber también que el discurso político no se limita a intervenciones públicas que hacen los candidatos a cualquier puesto de elección, sino va más allá de las palabras; la imagen de los participantes también es parte complementaria de esos discursos, porque se desprenderá con mayor claridad la personalidad de cada uno de ellos, aunque desde luego a muchos de éstos que ya se les conoce y no son nada deseables.
De igual manera, tienen que alejarse de colocar palabras en sus discursos que contengan la solución inmediata de los problemas sociales, políticos y económicos del país o de sus comunidades, y que sólo tengan vigencia en el momento de leer el texto o cuando se emitan fuera de libreto, porque lo que legitimará esas palabras será el cumplimiento de las mismas y esto el tiempo lo traerá.
En cuanto a los candidatos a la Presidencia de la República, frente a una sociedad más politizada como la nuestra, aunque lo sigan dudando los opositores neoliberales que dan vuelo a su ira y frustración -miembros de la nefasta oligarquía, políticos y empresarios rancios y ardidos, politiquillos en busca únicamente de poder y dinero, y los arrastrados voceros televisivos, radiofónicos, de medios impresos y digitales-, tienen que manejar sus palabras y sus discursos con mesura, porque el contenido de éstos en un momento pueden ser sus cómplices, pero también pueden acabar siendo sus verdugos y de estos sobran los ejemplos, en el presente y en el pasado, y nuestra historia los contempla con mucha claridad, así como el nombre de los vociferantes.
Ahora ya no es tiempo de querer con el discurso político tratar de confundir o manipular a los ciudadanos convencidos –de acuerdo a los propósitos de los emisores- y menos a los que conforman la clase más pobre del país que es la mayoría y que con la aplicación de los modelos económicos de tecnócratas y neoliberales laceraron sus vidas; son importantes los compromisos, las tareas, y los hechos concretos que en su momento han realizado o dejaron de realizar en el pasado los gobiernos que hoy abanderan a las dos principales candidatas a la Presidencia de la República, eso es su mejor antecedente, el pueblo es sabio y sabrá elegir.
Es así, que la versión de los discursos tienen que tener causas significativas para que puedan permanecer en las mentes de los receptores y puedan desprender de éstos su decisión a la hora de asistir a las urnas el próximo 2 de junio de este 2024; las palabras que sean utilizadas en las propuestas y programas de los candidatos, tendrán que ser transformadas necesariamente si desean su penetración y esto sólo se logrará si se apegan a la realidad en que vivimos y no a la que vislumbrarán en caso de llegar al poder.
Por tanto es necesario que esa versión del discurso político en tiempos de campaña, como parte del oficio de un político conlleva una nueva perspectiva de acuerdo a la realidad del contexto global y de las circunstancias generales que vive el país, la población.
Por eso y por más, los candidatos tienen que asumir una actitud responsable frente a los ciudadanos a la hora de estar expresando sus propósitos de campaña, elaborados previamente en sus discursos, los cuales tiene que ser entendibles para su interpretación, cuando ya está el pueblo cansado de oír palabras como democracia, igualdad, legitimidad, representatividad, consenso, mediática, populismo, etc., en el momento que sus significados pareciera que tienen formas distintas de interpretación en las voces de los políticos o sea, son conceptos mutantes. Mientras tanto, así van las cosas, que no van bien.