*Defender a la Nación

Existe polarización en las campañas electorales presidenciales, por lo que se hace necesario hacer un llamado a los contendientes y a los titulares de las instituciones electorales que están a un paso de provocar movimientos violentos, pues los ciudadanos están enojados; además, pareciera ser que el crimen organizado tiene manos libres para provocar miedo y temor en el electorado mexicano.

Los mexicanos no debemos lealtad a ningún personaje político, a ningún movimiento, estructura o ideología religiosa, sino a nuestra nación; nuestro deber es ponernos en acción, dejémonos de divisiones y seamos humildes. Sólo hay un camino y una vida política: la democracia.

Observamos que la democracia en México está en retroceso, a pesar de que los principios democráticos constituyen la única fuente de legitimidad; la democracia no es estable debido a las monarquías sexenales que nos gobiernan, hereda los cargos públicos, nos llevan al caos, a la tiranía y no a una coexistencia política pacifista.

Los procedimientos electorales no respetan el Estado de derecho, somos un mar de experiencias sobre este tipo que provoca inestabilidad. Estamos convencidos que el respeto a la constitución y al Estado de derecho es parte de la modernidad política, junto con la democracia.

La clase gobernante al no respetar la constitución y el Estado de Derecho, nos convierte en siervos de los gobernantes y subalternos de los líderes de los partidos políticos, entonces existe un vacío de poder constitucional, por lo que, los insurrectos y rebeldes se inspiran en la constitución política para no ser amenazados por la anarquía a falta de un gobierno legítimo. Entendiendo que legitimidad no es legalidad, ni legalidad es garante de la legitimidad.

El Artículo 39 constitucional señala “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.”

El pueblo es el soberano que debe rescatar su representatividad, y el Artículo 40 dice “Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, y por la Ciudad de México, unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental.”

Si no se respeta la democracia, el estado laico y federal se está incumpliendo la constitución, por ahí alguno podrá decir con justa razón, que el Artículo 41 constitucional afirma “El pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión, en los casos de la competencia de éstos, y por los de los Estados y la Ciudad de México, en lo que toca a sus regímenes interiores, en los términos respectivamente establecidos por la presente Constitución Federal y las particulares de cada Estado y de la Ciudad de México, las que en ningún caso podrán contravenir las estipulaciones del Pacto Federal.”

Supongamos que el pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión, pero si los estos poderes no respetan la constitución y no son representativos, el pueblo puede reclamar su soberanía estipulado en el artículo 39 constitucional.

Como señala ésta frase político religiosa: “hay conjuración de sus profetas en medio de ella, como de león rugiente que arrebata la presa... sus sacerdotes violaron mi ley y contaminaron mi santuarios; entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni distinguieron entre inmundo y limpio…yo he sido profanado en medio de ellos. Sus jefes en medio de ella son como lobos que desgarran la presa; derraman sangre para destruir las vidas, para obtener ganancias injustas”. (Ezequiel 22:25-27).

Hace ya más de 40 años que el neoliberalismo económico de la mano de Ronald Reagan y Margaret Thatcher recorrió el mundo. En México tenemos 36 años de neoliberalismo económico con una clase política neoconservadora.

Y esto ha tenido un efecto: la concentración aguda de riqueza en pocas manos acompañada de una pérdida del poder adquisitivo de la población en general. Asimismo, los ciudadanos sienten que no están representados y se consideran seres inferiores manipulados, igualmente llevan una vida precaria con trabajos cada vez peores semejantes al del siglo XIX, por ejemplo, El TLCAN es un tratado de esclavos.

Esta elite económica y política mexicana no quiere que se acepte el hecho de que la democracia puede funcionar. Para ellos esto les resulta peligroso, significa una amenaza, de aquí el abuso de poder y el ataque a la democracia, porque le tienen miedo a la democracia, es más cómodo y ventajoso tomar decisiones de política económica por sí mismos sin tomar en cuenta las necesidades de los demás.

Por lo tanto, la elite política y económica son patrocinadores de la antidemocracia, la historia de México menciona hechos concretos de que los empresarios siempre buscan ser protagonistas en la toma de decisiones políticas por diferentes vías, al no querer ser relegados ni regulados buscan otros canales de interlocución no controlados por el gobierno.

La clase empresarial mexicana no quiere controles del gobierno, no tiene patria, pero si quiere apoyos para beneficiarse del crecimiento económico sin ataduras fiscales y legales.

Las crisis cíclicas del capitalismo permiten demostrar el papel fundamental del gobierno para sacar a flote a los empresarios del desastre económico, es una relación estrecha y vinculante que no permiten cambios sociales y políticos importantes que afecten la relación gobierno-empresarios; pero las consecuencias económicas crean presión social que requieren cambios en esta relación que agudizan las tensiones entre el gobierno y el sector empresarial.

En esta situación política electoral nos encontramos, por lo tanto otro refrán religioso político clarifica: “¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Porque es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de Dios.” (Lucas 18:25). Defender a la nación es responsabilidad y un deber del ciudadano mexicano.

*Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales,

Universidad Nacional Autónoma de México.

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.