*Rumbo al segundo debate presidencial

Andrés Manuel López Obrador luce tranquilo en la cima de las encuestas, unas le dan 20 puntos de ventaja con respecto al segundo lugar y otras le dan 15 puntos. Difícilmente perdería esta posición en caso de que su desempeño fuera gris en el segundo debate presidencial como sucedió en el primero.

Cree que los electores darán poca importancia a su falta de claridad al momento de exponer sus propuestas. Quizá tenga razón, la ciudadanía parece más concentrada en su enojo contra la inflación y la inseguridad. Culpan con justa razón al Gobierno Federal que no encuentra como justificar el desastre. Irónicamente los mejores promotores de la campaña del tabasqueño han resultado ser sus adversarios, de cada cinco frases que utilizan una se la dedican a él.

Sin embargo, el tres veces candidato presidencial muestra su enojo contra muchos de los candidatos a puestos de elección del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), del Partido del Trabajo (PT), y Encuentro Social (PES) por no estar haciendo campaña casa por casa. Ellos apuestan a que ganarán por el efecto AMLO.

A estas preocupaciones se suma el escándalo en el que está envuelto el abanderado a la gubernatura de Puebla Miguel Barbosa, acusado de tener junto con sus familiares diez propiedades por un valor de 25 millones de pesos. Él ha dicho que son seis propiedades, todas, producto de un esfuerzo honesto.

A pesar de las explicaciones el daño está hecho dejando en claro que en Los Pinos no van a permitir que gane. Ahora bien, lo que más ha causado indignación de este caso es que una de esas casas perteneció al ex presidente Miguel de la Madrid, quien fue el padre de los tecnócratas que en teoría el senador con licencia dice combatir.

Es una realidad que la izquierda mexicana ha caído en la tentación de vivir con lujos una vez que llegan al poder. En otras partes del mundo ha pasado algo similar, aún se recuerda que el entonces presidente de España Felipe González Márquez (1982-1996) y sus ministros del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) se daban la gran vida con la aristocracia europea dejando a un lado su retórica de luchar por los sectores más vulnerables de la sociedad.

En otro frente de batalla, Ricardo Anaya Cortés, candidato de los partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD) y del Movimiento Ciudadano (MC), mantiene un ritmo ascendente en las encuestas, consolidó el segundo lugar.

Las acusaciones del Gobierno Federal en su contra por la venta irregular de una nave industrial no lo dañaron, tampoco los ataques de la familia Calderón Hinojosa que lo calificó de ser un traidor. El problema es que no ha logrado que el electorado perciba que esta elección es entre dos y así podría beneficiarse del voto útil.

Su participación en el segundo debate se centrará en este punto, puede ganar como lo hizo en el primero gracias a sus dotes como orador y experiencia parlamentaria.

En contraste el escenario es menos favorable para José Antonio Meade Kuribreña, candidato del Revolucionario Institucional (PRI), Verde Ecologista (PVEM) y Nueva Alianza (Panal), su mérito es haber llegado vivo al segundo debate.

A pesar de esto es el favorito para salir victorioso, uno de los temas del encuentro será la seguridad fronteriza y su experiencia como canciller le ayudará. Deberá apoyarse más en su instinto si quiere desbancar a Anaya Cortés del segundo lugar para poder enfrentar a López Obrador en la recta final. En caso contrario será su fin político y los priístas entrarán en pánico.

Margarita Zavala y Jaime Rodríguez Calderón saldrán a darlo todo ya que sus campañas no prenden y el tiempo se agota. Hay expectación a unos días del debate por saber cuál de los cinco será el primero que decline.