La Coutaportla lorenceana es una nueva especie de árbol mexicano descubierta por un grupo de investigación liderado por Alejandro Torres Montufar, responsable del Herbario de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, de la UNAM.
El hallazgo resulta relevante porque corresponde a un microendemismo, es decir, que su distribución es reducida y se establece en una zona específica. En este caso, en el bosque templado de la Sierra Madre Occidental, en el estado de Sinaloa, cerca de la frontera con el estado de Durango.
“Tengo una hipótesis y es que se desarrolla en un espacio de transición entre sotavento y barlovento (hacia donde se dirige y sopla el viento, respectivamente), pues la montaña funciona como una barrera de la humedad proveniente del pacífico. Esta pequeña brisa que cae a diario crea vida ahí en condiciones muy particulares. Eso nos hace pensar que Coutaportla lorenceana no existe en otro lugar del mundo”, explicó el científico.
Se trata de una especie de ejemplares de dos a cuatro metros de altura, con ramillas con estructura laminar resinosas y flores pequeñas que parecen campanitas, color lavanda similar a la jacaranda. Florece en septiembre y fructifica en octubre y noviembre. No solo es endémica de México, sino que se conoce únicamente en el bosque de encino y pino de El Palmito, Sinaloa, en laderas rocosas, de clima templado-subhúmedo.
Esta variedad se une a la categoría de las Rubiaceae, la cuarta familia más grande de las angiospermas dentro del reino de las plantas, las cuales se caracterizan por producir flores y frutos con aromas para atraer a los polinizadores como dispensadores.
Paso, a paso
La recién descubierta fue observada por Torres Montufar y su equipo de indagación, por primera vez en 2018. En ese entonces y con dudas, la asociaron al género de las Chiococca P. Browne. Sin embargo, a finales del verano de 2019, al visitar otra vez la localidad, encontraron esos arbolitos en floración; esa condición y una exhaustiva revisión a diversos especímenes del herbario confirmó que se trataba de una especie de Coutaportla, que no había sido descrita por la ciencia.
Su búsqueda comenzó luego de verificar distintas colecciones científicas. Una vez que el académico obtuvo un indicio de especies desconocidas, planeó una visita a esa región. “En ocasiones elegimos el lugar porque detectamos que en él existen pocas colectas registradas o nula evidencia de ellas”, relató.
Esta exploración se afianzó en septiembre de 2019, en una zona de aserraderos “cerca del Espinazo del Diablo, desde donde se alcanzaba a distinguir un arbusto con flores lilas en lo profundo de la Sierra, a una distancia aproximada de cuatro o cinco kilómetros”.
La caminata hasta ese punto duró poco más de tres horas, en una extensión cubierta de pinos, pero en cuyos alrededores solo se encontraron los estragos ocasionados por la extracción de madera. Este tipo de investigaciones exigen esfuerzos intensos en labores de campo, extenuantes jornadas a la intemperie y caminar sobre la tierra o lodo.
Posteriormente, Torres Montufar pasó numerosas horas frente al microscopio, redactando descripciones y realizando tareas correlacionadas, para luego, por fin, dar a conocer la novedad.
El nombre Coutaportla lorenceana se basa en el género y las características morfológicas identificables, pero el epíteto específico está dedicado a David Lorence, un botánico que ha contribuido de manera importante al conocimiento de las Rubiaceae mexicanas y ha establecido una gran colección que sirve como base invaluable para la investigación.
Alejandro Torres asevera que la labor de descubrir especies enriquece nuestro saber sobre la biodiversidad del planeta, y brinda información sobre la evolución y adaptación de los organismos.
Además, catalogarlas antes de que desaparezcan es crucial para los esfuerzos de conservación. Por ejemplo, Coutaportla lorenceana se ubica en una zona de extracción de maderas y los estudios realizados por el equipo alertan a la comunidad. “Nuestra publicación es un llamado a cuidarla y a establecer áreas naturales protegidas; sabemos que falta mucho, pero es el primer paso”, declaró.
Estos hallazgos resultan fundamentales para otras disciplinas científicas. Para la química, el análisis de organismos recién encontrados puede revelar compuestos únicos con potencial para desarrollar nuevos medicamentos, tratamientos farmacéuticos e innovaciones con aplicaciones en la medicina.
Alejandro Torres se ha dedicado a la realización de trabajos taxonómicos enfocados a estos arbustos. Como resultado de esa labor, en 2022 logró realizar un listado conjunto y depurado de estos, el cual incluye 11 géneros y 724 especies.