Hasta ahora, el avance científico de la clonación humana solo alcanza 10 por ciento de éxito; eso habla de la problemática ética de transportar este tipo de tecnologías a personas, afirmó el investigador del Centro de Ciencias Genómicas, campus Morelos, de la UNAM, Diego Claudio Cortez Quezada.
“Necesitamos cientos de embriones de primates y se van perdiendo en diferentes etapas de desarrollo. Podemos imaginar que las técnicas irán mejorando con el tiempo y con eso nos acercaremos a un cien por ciento de éxito, pero requerirá mucho trabajo y seguir experimentando”, explicó.
Al dictar la conferencia “Discusiones éticas en torno a la clonación de seres humanos”, en la Cátedra Extraordinaria de Bioética del Programa Universitario de dicha especialidad, el experto en Genómica Evolutiva de Reptiles, Aves y Mamíferos indicó que de 2018 a la fecha se ha avanzado en el tema de dos a 10 por ciento.
La clonación con primates -dijo- no se ha podido consolidar porque el método que resultó con la clonación de la rana Xenopus, encabezada por John B. Gurdon en 1966, y que se aplicó también a la oveja Dolly en 1996 e incluso en algunas mascotas, no se ha afianzado en ellos, aun cuando en 2018 se hizo público en China el “nacimiento” de dos macacos: Zhong Zhong y Hua Hua.
En ese año, recordó, “renace” el tema luego de que la actriz estadounidense Barbra Streisand gastó una fortuna para convencer a un laboratorio científico en Estados Unidos de que le clonaran a su perro de la misma forma que lo habían hecho con Dolly. Lo logró y se avivó el debate.
Entonces todo mundo quiso lo mismo en esa nación. Hay empresas legalizadas para ello, es un negocio fructífero: el costo es de aproximadamente el equivalente a 500 mil pesos por el procedimiento para un gato y un millón de pesos por un perro, compartió.
Controvertido
La clonación, definió el también doctorado por el Instituto Pasteur de Francia, es producir un organismo con la misma secuencia de ADN que el original.
Cuando nos referimos a la artificial implica la intervención humana para replicar organismos de forma controlada. Es una idea conocida desde hace décadas, un tema controvertido, pero no es algo nuevo, “es relativamente viejo”.
Existe de manera natural y es lo que llamamos en biología la reproducción asexual, las bacterias lo que hacen es duplicarse unas con otras y ello va a tener la copia idéntica del material genético de la ancestral.
La clonación de humanos, aseguró Cortez Quezada, tiene diferentes implicaciones éticas. La primera sería los problemas de salud, debido a que al momento actual los experimentos tienen una baja tasa favorable, y durante el desarrollo embrionario no se prevé cuál será el resultado, por lo que habría embriones que no lo harían correctamente y podría arrojar malformaciones.
También la dignidad humana y la identidad, ya que habría una pérdida de la individualidad; otra sería tenerlos como instrumentalización de otros humanos, es decir, como reservas o donantes de órganos.
Además, continuó, podría endurecerse la desigualdad social y la discriminación, ¿qué derechos tendrían?, ¿cómo los consideraríamos a nivel de la estructura social?; y finalmente la manipulación genética y eugenesia, que es básicamente mejorar a los seres humanos, escoger qué características deseo en la siguiente generación: “clonarme de una mejor manera”.
Sin embargo, aclaró, dos aspectos positivos serían la medicina regenerativa y la denominada desextinción.
La primera, expuso, plantea que en lugar de un ser humano completo se usarían esas células clonadas con nuestra propia información para producir órganos, y luego realizar una cirugía de reemplazo, por lo que ya no se requerirían donadores, aunque podría ser riesgoso si dejamos que una empresa privada se responsabilice de generar esta tecnología, por lo que debería ser una política de Estado.
Respecto a la desextinción tiene que ver con la clonación de organismos “para regresarlos a la vida”; o sea, con especies que han desaparecido.
“Se han hecho ya intentos, por ejemplo, con la cabra montés de los Pirineos, y otro que está en curso es el caso de los mamuts desaparecidos hace 4 mil 500 años, pero la otra opción sería el resguardo genético en biobancos de especies amenazadas”, apuntó.
No observo, abundó, ninguna aplicación práctica a la total de seres humanos, más allá del logro biológico. En cambio, con otras aplicaciones como CRISPR/Cas9 (herramienta de edición genómica) sabríamos cuál es la causa genética de esas 10 mil enfermedades que aparecen en las personas.
El científico universitario puntualizó: hay que borrar esta idea aristotélica que ha permeado y que nos pone siempre en el pedestal de los seres más maravillosos e inteligentes, que el planeta es nuestro y que podemos hacer lo que queramos con él.
No somos ni los más complejos ni los más inteligentes e interesantes, la biología se ha encargado de posicionarnos dentro del mundo vivo. Sabemos que poseemos la misma cantidad de genes que tendría una mosca, o un gusano. Somos una rama más en el mundo complejo de la vida, precisó.