Por Violeta Contreras García

14 enero, 2020.- La fórmula agoniza. En medio de una reorganización global, la renuncia de Telefónica a las frecuencias que tenía para redes móviles en México es el epítome de un modelo recaudatorio del espectro que se ha vuelto insostenible.

Mientras las tarifas de los servicios han reflejado una tendencia general a la baja en el país, los operadores tienen que expandir su infraestructura, cumplir con requisitos de cobertura y pagar altos costos anuales por el espectro, superiores al promedio internacional.

Hacia 2022, la filial de la compañía española terminará de devolver al Estado mexicano todo el recurso radioeléctrico que posee para Telecomunicaciones Móviles Internacionales (IMT, por sus siglas en inglés) en las bandas de 850 MHz, 1.9 GHz y 2.5 GHz, migrando así su base de usuarios a la red de acceso de última milla de AT&T y ahorrando alrededor de 257 millones de dólares (4 mil 858 millones de pesos).

El Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) buscará poner el espectro retornado a disposición del mercado para servicios 5G, aunque el desistimiento de Telefónica ―al igual que el de AT&T en 2019―exige que el regulador revise el diseño de próximas licitaciones, como la de la banda de 600 MHz y la de 3.3 GHz que se planean realizar este año.

Sin embargo, el panorama para que las frecuencias reintegradas a la nación puedan ser utilizadas en llevar conectividad a zonas rezagadas del país es difícil, pues sería “poco probable” que una empresa como la estatal CFE Telecomunicaciones e Internet para Todos tuviera los recursos para desembolsar las tarifas anuales, dijo a DPL News el titular de la Unidad del Espectro Radioeléctrico del Instituto, Alejandro Navarrete.