El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador prometió un sistema de salud como el vigente en los países nórdicos, con atención médica y medicamentos gratuitos para todas las enfermedades y para todas las personas sin seguridad social.
Pero a más de cuatro años de gobierno, nuestro sistema de salud está colapsado, con graves carencias y rezagos.
Sin planeación alguna, en noviembre de 2019 en el Congreso, Morena y sus aliados reformaron la Ley General de Salud para desaparecer el Seguro Popular y crear en su lugar el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), institución que nunca logró cumplir con sus responsabilidades establecidas en dicha ley; por ello, con total improvisación, ahora, con otra reforma en 2023, se pretende recurrir al programa IMSS-Bienestar para suplirlo.
Esta nueva reforma es una acción desesperada que trata de justificar la fallida política de salud en nuestro país. En el fondo representa el fracaso del Insabi, de la institución insignia de la Cuarta Transformación en materia de salud.
Por ello el Grupo Parlamentario del PAN en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión exigirá al titular del Insabi, Juan Ferrer Aguilar, acudir a comparecer de manera urgente, debido a la inminente liquidación de la institución a su cargo, las inconsistencias que se han documentado en el manejo de sus recursos públicos y la falta de acceso a servicios de salud.
La falta de transparencia ha sido una constante desde que se inició el proceso de creación del Insabi, lo que resulta totalmente contradictorio, ya que su creación se justificó por el combate a la corrupción y la mala gestión. Sin embargo, hoy tenemos menos información pública sobre los resultados en el sistema de salud, tenemos más indicios de corrupción y una pésima gestión en la institución.
De acuerdo con datos de los Presupuestos de Egresos de los últimos cuatro años y reportes de la SHCP, el Insabi utilizó o desapareció más de 770 mil millones de pesos y esfumó más de cien mil millones de pesos del Fondo de Salud para el Bienestar, dejando en la miseria a pacientes, Institutos Nacionales de Salud, Hospitales Regionales de Alta Especialidad y Entidades Federativas. Urge que se rindan cuentas de estos recursos.
La organización México Evalúa ha documentado que el Fondo de Salud para el Bienestar ha abandonado su función de financiar la atención de enfermedades de alto costo de las personas sin seguridad social.
Según información de la Secretaría de Salud, en los últimos dos años, menos del 5 por ciento de los gastos del Fonsabi se han dedicado a la atención de enfermedades catastróficas y construcción de infraestructura. El 95 por ciento restante se ha transferido al Insabi para gasto corriente o a la Tesorería de la Federación (Tesofe), donde se pierde el rastro del dinero.
Con el Insabi, los resultados han sido una caída en la atención médica y mayores desembolsos de las familias para enfrentar enfermedades catastróficas.
La caída en el financiamiento de enfermedades de alto costo de parte del Fonsabi implicó que las personas sin seguridad social formal tuvieran que afrontar mayores gastos de bolsillo por su cuenta.
Además, se tiene conocimiento de adeudos del Insabi a diversos proveedores, principalmente de medicamentos e insumos para la salud, por lo que se debe informar urgentemente sobre la deuda del Instituto que nos tocará pagar a todos. Por si fuera poco, el Insabi nunca envió al Congreso el informe que la ley exige.
Ahora que desaparece la institución, no pueden quedar impunes la falta de transparencia y el mal uso de los recursos públicos que ha realizado desde su creación.