*La CFE atenta contra la transición energética
Es deficiente la política energética de México, ya que durante la presente administración ha registrado un historial financiero negativo de 121 mil 800 millones de pesos, donde en el primer trimestre del 2020 aumentaron sus pérdidas un 858 por ciento.
En esta dependencia ha existido una serie de actos que atentan contra la transición energética.
Atropellan instituciones, inversiones y, en general, a todo el sector energético; en lo particular el sistema eléctrico nacional ha tenido un impacto notorio con estas acciones.
Todas las malas decisiones sin justificación tienen un ya desgastado pretexto: la corrupción.
Detrás de esta política se busca ahogar a los generadores privados con acuerdos y decretos, obstruyendo su participación en la producción de energía limpia, para que la CFE pueda adquirir sus plantas a menor precio y lograr una expropiación simulada y, de no ser así, poder justificar la generación de energía con carbón y combustóleo a mayor costo y más contaminante.
La CFE realiza compras de carbón a sus empresarios favoritos, con presumible conflicto de interés por los cargos que ocupan dentro de la 4T y el segundo para solventar subsidiariamente la compra de combustóleo a Pemex que por su baja calidad no se puede exportar ni vender, lo cual quedó claro con el anuncio de la compra de 2 millones de toneladas de carbón entre 2020 y 2021 a través de 75 adjudicaciones directas; es decir sin licitación, por el orden de los 200 millones de pesos.
México, al igual que el resto del mundo, debe trazar una ruta de descarbonización, fortalecer la estabilidad eléctrica, transitar a las energías renovables y lograr el derecho humano a la energía eléctrica, aún estamos muy lejos, pero lamentablemente las acciones que se están llevado actualmente no demuestran que se pretenda lograr.