En tremendo embrollo se metieron los morenistas de alto nivel que trabajan en el primer equipo del gabinete del presidente Andrés Manuel López Obrador y, a querer o no, están dando la razón a quienes desde hace mucho tiempo etiquetaron al mandatario como el político que más impunidades arrastra en su trayectoria…
La historia es harto conocida en Tabasco, su tierra natal, donde su rebeldía afloró cuando organizó tomas de pozos petroleros para presionar a las autoridades, primero locales y luego federales, para que voltearan a ver su entonces todavía sagacidad…
A partir de ahí se dio cuenta del potencial que podría desarrollar, pues de manera inusitada se sumaron muchos inconformes sociales y así fue construyendo su carrera política caracterizada por escándalos, alborotos y negociaciones…
El historial es largo y sus batallas constantes, pero lo curioso es que ahora, estando el frente de la nación, por qué permitir, o enviar a sus principales colaboradores, como es el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, entre otros integrantes del gabinete, y su aparente principal “corcholata” presidencial, Claudia Sheinbaum Pardo, a cometer delitos electorales…
Es evidente que don Andrés sabe que salir a promocionar la cacareada revocación produce el estallamiento social que necesita para sus ambicioso fines políticos, aun cuando también está consciente de que cuando sus adversarios hicieron lo mismo, las protestas que les organizó fueron mayúsculas…
Así las cosas, no hay otra que aceptar lo que se dice en los desayunaderos políticos: Con o sin el poder, el inquilino de Palacio Nacional siempre ha hecho lo que ha querido de manera impune y más ahora que es el rey en turno…
Cuestión de documentar su biografía…