Lograr la reducción de entre 20 y 50 por ciento de la prescripción de antibióticos, disminuir su uso en veterinaria y su utilización como promotores de crecimiento en la agroindustria, son objetivos del novedoso Plan Universitario para el Control de la Resistencia Antimicrobiana (PUCRA).
Creado por el Programa Universitario de Investigación en Salud (PUIS) de la UNAM, busca conocer el estado actual y evolución de este problema en aislamientos clínicamente relevantes, explicó Samuel Ponce de León Rosales, coordinador del PUIS.
Dentro de este proyecto se elaboró una red de vigilancia hospitalaria y un plan que mide la sensibilidad de antimicrobianos en sangre y en orina. Asimismo, se realizó un estudio de prescripción en los consultorios de farmacias, donde se detectó prescripciones incorrectas en más del 80 por ciento de los casos en consulta, detalló.
El también titular de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus consideró que en México el uso de antimicrobianos es excesivo, aunque no hay mediciones nacionales. “En la práctica médica su uso incorrecto y excesivo es la regla, por lo que es factible implementar estrategias de alto impacto e involucrar a la academia, industria, autoridad regulatoria, sector público, gobierno federal y público en general”.
La resistencia antimicrobiana es una emergencia global que crece en todo el mundo debido al abuso en el uso de antibióticos. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se producen más de 700 mil muertes en el mundo a causa de la resistencia a los antimicrobianos, y estima que para 2050 la cifra anual podría llegar a 10 millones.
Resistencia antimicrobiana y COVID-19
La resistencia antimicrobiana aumentará en el mundo con la pandemia de COVID-19, pues 90 por ciento de los pacientes recibe uno o más antimicrobianos de forma innecesaria o injustificada. Esa resistencia causa que la enfermedad que se intenta curar se prolongue y aumenta el riesgo de muerte, alertó Ponce de León.
Con este problema, los costos del cuidado a la salud se incrementan debido a estancias hospitalarias más prolongadas y con mayor gravedad.
Tras reiterar que la enfermedad del coronavirus implica un extraordinario problema por la sobreutilización de antibióticos, Samuel Ponce indicó que la forma más común de la resistencia antimicrobiana es la resistencia de las bacterias a los antibióticos, y si eso ocurre por la inadecuada prescripción o la continua exposición, el tratamiento se complica.
“Los antibióticos sólo funcionan contra infecciones bacterianas y no se recomiendan para tratar COVID-19; no obstante, es común que el SARS-CoV-2 curse con neumonía”, dijo al participar en el foro virtual “Resistencia antimicrobiana, el reto que viene”, organizado por el PUIS y la Asociación Mexicana para el Estudio de las Infecciones Nosocomiales (AMEIN).
Infecciones nosocomiales
Otro problema que se suma a la resistencia antimicrobiana son las infecciones intrahospitalarias o nosocomiales.
Se calcula que 1.4 millones de personas en el mundo contraen infecciones en el hospital, mientras que México registra 450 mil casos anuales de infecciones relacionadas con la atención sanitaria, lo que ocasiona la muerte de 320 personas al año por cada 100 mil habitantes, señaló Enriqueta Baridó Murguía, presidenta de la AMEIN.
Entre las causas más frecuentes de infecciones nosocomiales están las adquiridas en el sitio quirúrgico, neumonía asociada a ventilador, infecciones bacterianas asociadas a catéter e infecciones de vías urinarias por uso de sondas.
Baridó destacó la relevancia de combatir la resistencia antimicrobiana, así como de prevenir infecciones nosocomiales mediante la identificación de riesgos modificables, desarrollo de políticas hospitalarias, incorporación de mejores prácticas, educación y capacitación al personal médico y promover sugerencias del personal médico involucrado.