En países de América Latina, México incluido, Asia Central y África Subsahariana niños y adolescentes presentan rezagos muy importantes de aprendizaje; el Instituto de Estadística de la Unesco estima que hay más de 617 millones de niños alrededor del mundo que no han aprendido lo mínimo en lectura ni matemáticas, aunque acudan a la escuela. En México, dos de cada tres niños presentan dificultades para resolver operaciones matemáticas básicas y comprensión de lecturas sencillas, de acuerdo con el organismo internacional.
Ante este problema común de los países del sur global se creó la red People’s Action for Learning que trabaja en la evaluación y creación de alternativas para el rezago educativo, integrado por 14 países con la participación de 690,000 voluntarios; México es integrante a través de Medición Independiente de Aprendizajes (MIA), un proyecto de investigación-acción implementado por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), Unidad Golfo, y la Universidad Veracruzana, el cual ha realizado evaluaciones independientes para comprender la gravedad del problema en el sureste mexicano y articula la evaluación con la mejora educativa mediante diversas innovaciones.
“Vamos a las comunidades y ahí le preguntamos a los niños si pueden hacer operaciones matemáticas básicas y lecturas simples”, explicó Felipe Hevia de la Jara, investigador del CIESAS, Unidad Golfo, y co-director del proyecto MIA, el cual ha realizado evaluaciones en 15 mil hogares, a casi 20 mil niños de Veracruz, Puebla, Quintana Roo, Yucatán, Campeche y Tabasco, entidades que presentan graves rezagos educativos.
El integrante de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) indicó que se realizaron preguntas a niños de 5 a 16 años de edad con un nivel curricular de 2º de primaria, idealmente, cualquier niño mexicano podría responder esta prueba, pero “los resultados fueron que 52.9% de los estudiantes de 3º de primaria no pudieron leer una historia simple y 68% no logró responder una pregunta de comprensión de lectura, mientras que en matemáticas 33.3% de niños de 6º de primaria no supo resolver restas y 86.9% no pudo resolver un problema simple”.
Ante este panorama, el siguiente paso para Hevia de la Jara y los integrantes del proyecto MIA ha sido tratar de incidir en la política y toma de decisiones de las autoridades educativas, escolares y legisladores; también han diseñado innovaciones educativas que han implementado, evaluado e intentado escalar dentro y fuera de las escuelas con la participación de ciudadanos, padres y docentes.
El ganador del Premio de Investigación de la AMC 2015, en el área de ciencias sociales, señaló que su principio pedagógico ha sido enseñar en el nivel correcto, no por grado escolar sino por nivel de aprendizaje mediante intervenciones cortas, por ejemplo, en cursos de verano que duran tres semanas, intervenciones escolares de 20 sesiones y cursos de autonomía curricular con duración de un semestre.
A la fecha han trabajado en 33 municipios del país con casi cinco mil niños. Han medido al comienzo y al final de las intervenciones, encontrando mejoras en lectura y matemáticas. “Los niños aprenden 1 o 2 niveles de aprendizaje en promedio al asistir a nuestros cursos, que son gratuitos; lo que estamos intentando es escalarlo, sumar a autoridades de los municipios y autoridades educativas estatales para implementar innovaciones escolares, capacitar y llegar a más niños del sureste mexicano”.
El antropólogo comentó que para atender la crisis de aprendizajes es necesario al involucrar a los ciudadanos en la atención del rezago educativo al informarles los resultados; al comprender que el problema es de todos y hacerles partícipes de la solución “creemos que pueden colaborar para abatir el rezago educativo de manera directa. Un ejemplo de ello es el programa Read India, en el que voluntarios están enseñando a leer a cinco millones de indios”.
A su consideración, ha sido un error centrar la responsabilidad del aprendizaje en el maestro, como ha venido ocurriendo en el país en los últimos años, además de que no ha funcionado como lo demuestran evaluaciones nacionales e internacionales como el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos que se realiza cada tres años y en la que jóvenes de 15 años de edad de México siempre obtienen un bajo desempeño.
Las mediciones de evaluaciones educativas tienen una utilidad práctica para los tomadores de decisiones, pero también para los papás y niños para que se involucren de manera participativa. Otras estrategias que han observado que funcionan son las bibliotecas comunitarias, “si los niños tienen acceso a las bibliotecas y las usan obtienen estadísticamente mejores logros educativos que los que no las usan”, indicó.
El académico señaló que el reto de MIA es tener un mayor alcance, hacer evaluaciones en todas las entidades del país, con el apoyo de voluntarios, e implementar las innovaciones educativas que han resultado en la mejora de los aprendizajes. Para mayor información sobre el proyecto, se puede visitar el sitio: www.medicionmia.org.mx