Si el presidente Andrés Manuel López Obrador sigue con esa estrategia de dirigirse al pueblo a través de los medios de comunicación en las conferencias mañaneras, terminará por caer en una jornada de tedio que el pueblo rechazará y exigirá que se ponga a trabajar en lo que deba y no solo exhibir su figura y léxico de historia.

El mandatario debe entender que el país todavía tiene muchos problemas de inseguridad y suministro de medicamentos.

En el primero de los casos se producen episodios de asaltos y ataques que deja reguero de sangre y cuerpos baleados, pero en el segundo caso también se comienzan a producir consecuencias mortales de infantes que padecen cáncer.

La pregunta que surge es qué pretende el presidente con ese insaciable escenario de las mañaneras, pues en casi todas habla de pasajes de la historia y episodios de escándalo político y corrupto en que se han visto envueltos sus adversarios.

Y ahora que en ocasión de su primer informe presidencial alguien esperaba algún anuncio de espectacularidad social, nada ocurrió y quiérase que no, puede alimentar un desencanto que le tumbe popularidad.

Está a tiempo, señor presidente.

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