Sacerdotes vemos, pederastas no sabemos (I)
Como es su costumbre y con la finalidad de mostrarles a los mexicanos que en verdad se preocupa por ellos, la Iglesia Católica se reunió con los tres aspirantes presidenciales para que firmaran un compromiso nacional por la paz, ahora que están a la vuelta de la esquina las elecciones presidenciales 2024.
Por ello, las candidatas Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez y el candidato Jorge Álvarez asistieron, por separado, (por aquello de juntos pero no revueltos) al Auditorio Alfonso García Robles, del Centro Cultural Tlatelolco, para firmar el mentado compromiso.
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), a través de su secretario Ramón Castro, señaló: "Les suplicamos que esto cambie. La estrategia de ahora no ha funcionado, van más de 180 mil muertos este sexenio", sin embargo, no les preocupa que durante siglos no han hecho nada para erradicar los abusos sexuales de los sacerdotes contra menores de edad, pese al alarmante aumento de casos que surgen alrededor del mundo sobre las atrocidades que cometen los mal llamados “siervos de Dios”, ante el beneplácito del Vaticano.
El asunto no es nuevo, durante décadas se han denunciado muchos casos para los cuales no existe solución o “reparación del daño”. Algunos de los responsables ya murieron, como el “padre” Marcial Maciel a quien, según el periodista Raymundo Riva Palacio, protegió el cardenal mexicano Norberto Rivera Carrera.
Jamás he visto que el CEM convoque a candidatos presidenciales para firmar un acuerdo en donde se comprometan a castigar a sacerdotes violadores, pero eso sí, 117 iniciativas enfocadas a combatir la violencia, ¿Cuántas para combatir a sacerdotes pederastas?
A los “siervos del Santísimo” y a los tres candidatos les encanta la simulación y publicitar su “preocupación” por tanta violencia desatada en México, pero en delitos ocasionados por los primeros y que van en aumento desde hace siglos, no dicen ni pío, ni unos ni otros, el chiste es mantenerse aliados.
AYÚDATE QUE YO TE AYUDARÉ
El enorme escándalo que suscitó la doble vida de Maciel sacó a la luz infinidad de sus tropelías, pero también a algunos cardenales como Roger Mahony, arzobispo de Los Ángeles, quien junto con Norberto Rivera fueron citados en la Corte Superior de California, a testificar ante un juez, en el caso del sacerdote Nicolás Aguilar Rivera -sin lazos sanguíneos con Norberto- por haberlo ayudado, según una demanda presentada en 2006, a evadir la justicia.
Aguilar Rivera fue acusado de abuso sexual. Durante un interrogatorio, en la catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles, el abogado de Mahony, Donald F. Woods, realizó una alianza con Jeff Anderson, abogado de las víctimas, para demostrar, frente al abogado de Rivera, Steven R. Selsberg, que Norberto envió a Nicolás Aguilar a Los Ángeles para evadir la acción de la justicia por los abusos sexuales que éste cometió en la década de los 80, del siglo pasado, contra niños mexicanos.
Mahony lo protegió y con la ayuda de Norbertito, cuatacho íntimo de potentados políticos y empresarios mexicanos, impidió que fuera procesado. Nicolás anduvo como canguro saltando de un lado a otro para que no lo detuvieran. Se sabe que en el Vaticano se esconden sacerdotes pederastas buscados por la justicia de varias naciones.
No sólo “Dios los protege”, sino también sus pares o cardenales que saben el teje y maneje de todos estos asuntos. La relación que existe entre la iglesia, los políticos y empresarios facilita que la primera se pueda salir con la suya y diluya los escándalos que produce la mala conducta de sus siervos.
Pero no sólo en Los Ángeles algunos sacerdotes sacian sus muy bajos instintos, también en Wisconsin, EU, en donde un sacerdote abusó de al menos 200 niños sordos, según documentos eclesiásticos publicados por el diario The New York Times.
El fallecido papa Joseph Ratzinger, en ese entonces cardenal, no respondió a dos cartas enviadas por el arzobispo de Milwaukee sobre el caso. Como se le está haciendo costumbre al Vaticano, uno de sus portavoces defendió la actuación de Benedicto XVI quien, según asegura una de las víctimas, tenía conocimiento de lo que pasaba.
Habría que preguntarse si también el Papa Francisco, de nombre secular Jorge Mario Bergoglio, está enterado de lo que hacen algunos prelados y “pelados” y cuyos bajos instintos han ocasionado daños irreparables a miles de niños y niñas.
CRIMEN SOLLICITATIONIS
El crimen sollicitationis es un indicativo de una política mundial de secreto y control absoluto sobre todos los casos de abuso sexual del clero, en el cual se impone el más estricto juramento de silencio sobre la víctima, el sacerdote acusado y cualquier testigo (si tontos no son estos pelados), porque quien lo rompa es desterrado instantáneamente de la Iglesia Católica mediante la ex comunión, tal como le está pasando al padre Adam Kotas, a quien la Iglesia Católica lo ha removido del sacerdocio por denunciar un abuso sexual por parte de un miembro de la Arquidiócesis de Las Vegas.
La Iglesia Católica se vale de una política explícita para encubrir los casos de abuso infantil perpetrados por el clero, para castigar a todos aquellos que llamen la atención a estos crímenes eclesiásticos. Es una política en donde el Vaticano controla dichas situaciones (de abusos sexuales) y tiene evidencia clara del hecho. Todo lo que les preocupa es contener y controlar el problema.
Sin embargo, tal vez por olvido divino o porque así Dios lo quiso, en ninguna parte del crimen sollicitationis se menciona algo sobre ayudar a las víctimas.
Lo que sí se dice es que a las víctimas pueden imponerles miedo y castigarlas por discutir o revelar lo que les pasó. Por increíble que parezca quien estuvo a cargo de controlar esto durante 20 años fue Ratzinger.
En 2001 le realizó unas pequeñas modificaciones, pero en esencia tenía la misma finalidad: secreto absoluto con amenaza de ex comunión.
Esta historia continuará. Hasta la próxima.