*Comienza la ruta planeada para conservar poderío
Radiante, soberbio, burlón y gozoso del poder que dice le otorga el pueblo, el ya casi ex presiente Andrés Manuel López Obrador deja entrever que no se va.
A partir de los resultados oficiales de las elecciones del pasado 2 de junio, el presidente aparece en sus mañaneras con marcado tono de burla dirigido a sus adversarios políticos.
El semblante de su rostro proyecta aires de triunfo y con ese ánimo de radiante felicidad, comenzó a sembrar la posibilidad de prolongar su mandato a través de su “corcholata”, como él mismo la bautizó cuando la destapó.
Así apareció don Andrés en su mañanera del viernes pasado, presumiendo la apariencia del poderío que, según da a entender con claridad manifiesta en sus repetitivas frases, le otorgó un pueblo mayoritario que, con el voto súper mayoritario a favor de su programa de gobierno, no quiere que se vaya.
Y posesionado ya en ese escenario, esperó paciente el momento para soltar lo siguiente para que se lo escucharan propios y extraños, dentro y fuera del país: “Solo atenderé el llamado de mi presidenta”…
Así inicia su plan b que desde siempre abrigó, pero que lo acaba de emborrachar con la paliza que propinó en las urnas a quienes se atrevieron enfrentarlo para detener su ambicioso proyecto social con que quiere pasar a la historia.
Son señales tempranas que acaba de encender, pero que está decidido a fortalecer en los cuatro meses que le quedan como gobernante formal, confiado en que su “corcholata”, como llamó a la ya presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo desde el momento mismo que la destapó, impulsó y llevó de la mano para encumbrarla en el lugar donde se encuentra, lo tomará en cuenta, lo pondrá nuevamente en la escena política y no lo olvidará.
Aquí comienza otro trayecto y así lo estaremos reseñando con la puntualidad que nos caracteriza…