*La delincuencia también está en campaña electoral
Si las señales que captan nuestros sabuesos informativos van en dirección correcta, a los morenistas conspicuos que están conduciendo la campaña de su candidata presidencial Claudia Sheinbaum Pardo, ya les preocupa, sobre manera, que el pueblo cada vez más sabio y mucha pieza, no se está tragando ese miedo que les inyectan los “siervos” de la mal llamada cuatro te, en el sentido de que, si pierden las elecciones presidenciales, también se perderán los programas sociales.
Nada de eso y que quede claro, gane quien gane la Presidencia de la República el próximo dos de junio, no solo no desaparecerán las pensiones de los viejitos, ni el resto de los programas sociales que ya son ordenamiento constitucional, sino que se reforzarán y, en el caso de lo que ha ofrecido la candidata del PAN, PRI y PRD, se reducirá a 60 años el derecho a tener ese dinero que hoy solo se otorga a quienes han cumplido 65 años de edad.
Pero hay otro sentimiento que están recogiendo nuestros sabuesos informativos, y es el que se está anidando, y que lacera a la mayoría de la población de todas las edades, desde que se nace y hasta que se vislumbra la partida.
Es la angustia de haber padecido en todo este sexenio de la mal llamada cuatro t, así, con minúsculas porque ni siquiera alcanza para mencionarla con mayúsculas, la falta de servicio médico, escasez de medicamentos y suspensión de tratamientos gratuitos de enfermedades tan delicadas y costosas, como el cáncer, entre otras.
De ahí la preocupación de los estrategas morenistas que rodean a doña Claudia en la sorda y muda campaña electoral que está desarrollando en donde la dejan entrar los malosos que, aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador no lo acepte o disimule su aceptación, también están en campaña política-electoral, sembrando muerte y, este sí, miedo por el terror que provocan las armas con que se aparecen los “candidatos” de la delincuencia.
Y de ahí que los estrategas de doña Xóchitl Gálvez Ruiz entienda que, de ganar la Presidencia de la República, no solo deberá cumplir a los viejitos, sino establecer el sistema de salud que tanto pregona el mesías de las mañaneras, con eso de que su imaginativo servicio médico será mejor que el de Dinamarca, frase que mucho pueblo ya la toma como burla.
Pero además, esta candidata opositora tendrá que llegar a la silla del poder con firme decisión a enfrentar a los delincuentes que aprovecharon este sexenio de la mal llamada cuatro t, otra vez así, con minúsculas porque ni siquiera alcanza las mayúsculas, para apoderarse de los territorios donde se encuentran, y que están a la vista de todo el país, cobrando todo tipo de cuotas al pueblo trabajador y reclutando a los jóvenes para formar ejércitos de sicarios que son obligados a combatir a las bandas contrarias.
Este es el escenario que les heredará, señoras Claudia o Xóchitl, un histórico Andrés Manuel López Obrador que buscó, luchó y logró tener un país que, lejos de transformar con el ahínco con que aparece en el escaparte mañanero que se construyó para transmitir sus sentimientos, odios y advertencias, deja una descomposición nacional en materia de salud y seguridad pública que afecta a niños, jóvenes, adultos y viejitos que, además de dinero, también necesitan más medicinas y atención hospitalaria.
Están a tiempo, señores y señoras que se disputan el poder político con sangre (candidatos asesinados), dolor (por no tener el servicio médico que les despojaron) y lágrimas (por la incertidumbre que les inyectan con mentiras utilizando los programas sociales).