*¡¡Ay, que viene el lobo!!

Tal y como señalamos hace 15 días, la actividad electoral comenzó este mes a tambor batiente, Taiwán inició la jornada con una elección extraordinaria en donde cerca del 72 por ciento de los electores emitieron sufragio, esto gracias a que muchos millares de  personas hicieran viajes del extranjero al país o dentro de él para escoger a su candidato, y el ganador resultó ser el político taiwanés Lai Ching-te,     actual vicepresidente de Taiwán; obtuvo el 40 por ciento de los votos en las elecciones , lo que le dio a su Partido Democrático Progresista (PPD) un tercer mandato consecutivo en la oficina presidencial.

Lo que es digno de llamar la atención en este caso, es que Lai Ching “ha sido vilipendiado durante años por el Partido Comunista de China como un enemigo peligroso que, según su versión, podría arrastrar a las dos partes a una guerra presionando por la independencia total de la democracia de su isla”*.

Lai, actualmente vicepresidente de Taiwán, obtuvo el 40 por ciento de los votos en las elecciones. Recordemos que esta es la primera vez que eso sucede desde que ese país inició la celebración de elecciones democráticas para presidente desde 1996.

El tema central de la campaña del Sr. Lai llamó a la unidad y al mismo tiempo prometió su compromiso de defender la identidad de Taiwán. "Entre la democracia y el autoritarismo, elegimos estar del lado de la democracia", dijo Lai. "Esto es lo que significa esta campaña electoral para el mundo"*.

El presidente electo enfrentará una serie de complicaciones cuando asuma el cargo en mayo. La respuesta de China a su victoria será la más apremiante e importante, pero lejos de ser la única, Lai también enfrentará un escenario político interno adverso ya que su partido perdió la mayoría en el Congreso y ya sabemos lo que implica tratar de gobernar con el enemigo en la legislatura.

“Lai hizo campaña sobre el tema de la continuidad con las políticas de su antecesora, quien ha tratado de fortalecer las defensas militares de Taiwán y profundizar las relaciones con Estados Unidos y otras democracias, evitando al mismo tiempo una ruptura total con China”.

El panorama para nada pinta bien para el nuevo mandatario, ya que desde ahora los expertos han señalado que “en los próximos meses, Beijing podría presionar a Lai mediante restricciones comerciales sobre productos taiwaneses, cazando furtivamente a uno de los pocos aliados diplomáticos que le quedan a Taiwán o mediante ejercicios militares. China estudiará lo que diga cuando asuma la presidencia en mayo”*.

A pesar de que Estados Unidos ha prometido un apoyo continuo a Taiwán, incluida la venta de armas, ante la presión de China. Washington también carga con las guerras en Ucrania y Medio Oriente, la cual con la intromisión de Irán que atacó a Siria, Irak y Paquistán el conflicto puede escalar a niveles no vistos desde el siglo pasado. Y como cereza del pastel, el triunfo arrollador de Trump en Iowa esta semana no puede dejar de inquietarnos sobre cómo resultarán las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre, las que obviamente podrían traer más cambios y no precisamente favorables para Taiwán y el resto del mundo.

Y sin pretender inaugurarme como agorero de la tragedia, bien creo que lanzar la voz de alerta desde ahora sobre la posible complicación en que se puede meter el mundo por las ambiciones de los mandatarios de China, Rusia, Estados Unidos y el enano coreano del norte ese, que da más lata que un cochino atorado, bien puede desencadenar la intensificación de los conflictos armados. ¡Como si no hubiera suficientes ya!

Este es el escenario con que estamos arrancando la dinámica política internacional en 2024, que como ya habíamos dicho tendrá a más de 70 países metidos en contiendas electorales y cuyos resultados no son precisamente para festejos.

Periodo de reflexión.

No podemos dejar de lado que las señoras candidatas y sus partidos que no nos han dejado en paz desde hace 7 meses, durante los cuales además de presenciar una serie de pleitos de vecindad, acusaciones, descalificaciones, reiteraciones aburridísimas, ya decidan que es tiempo en que podamos reconsiderar realmente quiénes son esas señoras y si efectivamente podrán enfrentar no sólo los problemas que ya conocemos y que a diario vivimos, sino los que nos rodean.

Los problemas en el orden internacional no se presentan para nada halagüeños ni sencillos, y como ya señalé  aquí alguna vez, espero que la preparación que tanto presumen ambas ojalá y la utilicen para presentarnos un proyecto de trabajo verdaderamente  serio, metódico, sistemático, científico y comprobable y no más promesas huecas que a nadie le rompen corazón.

Estoy consciente que es muchísimo lo que hay que resolver, remediar, componer y desechar en lo interno, pero no podemos distraernos del entorno internacional en que estamos inmersos, pues tal y como vimos hace dos años, la falta de chips producidos precisamente en Taiwán, paralizó cadenas de producción de consorcios enteros y puso la economía de varios países de cabeza.

No podemos olvidar que fue el propio Joe Biden quien nos ofreció asociarnos para producir esos circuitos electrónicos y a México, pues nomás no le interesó.

*https://www.nytimes.com/2024/01/13/world/asia/taiwan-election-china-us.

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