*Atención y seguimiento psicológico a adolescentes

Exhortamos a la Secretaría de Educación Pública a que emprenda campañas permanentes de detección, atención y seguimiento psicológico a niñas, niños y adolescentes que contribuyan a reducir y prevenir las violencias que les afectan, incluidas las autolesiones.

Según la Organización Mundial de la Salud, toda violencia contra las y los menores, en particular el maltrato infantil en los 10 primeros años de vida constituye un importante factor de riesgo de otras formas de agresión y problemas de salud.

Se calcula que los abusos sexuales en la infancia explican aproximadamente el 6 por ciento de los casos de depresión, 6 por ciento del abuso/dependencia del alcohol y las drogas, 8 por ciento en los intentos de suicidio, 10 por ciento de los casos de trastorno de pánico y 27 por ciento de los casos de trastorno de estrés postraumático.

Otros estudios han relacionado los malos tratos físicos, los abusos sexuales y otros acontecimientos adversos en la infancia con el consumo excesivo de tabaco, trastornos alimentarios y comportamientos sexuales de alto riesgo, que a su vez están relacionados con algunas de las principales causas de muerte, como cáncer y enfermedades cardiovasculares.

En México, de acuerdo con el informe anual 2017 de Unicef respecto de la violencia que padecen niños, niñas y adolescentes, se sabe que 6 de cada 10 entre uno y 14 años, han experimentado algún método violento de disciplina infantil en sus hogares; uno de cada dos ha sufrido agresión psicológica por un algún integrante de su familia; uno de cada 15 niños y niñas ha recibido una forma de castigo físico severo (jalones de orejas, bofetadas, manotazos o golpes fuertes) como método de disciplina.

Además, la escuela y la vía pública son dos entornos donde suceden 8 de cada 10 agresiones contra niñas, niños y adolescentes entre 10 y 17 años, y el hogar es el tercer lugar, y uno de cada 10 menores entre 10 y 17 años ha sufrido algún tipo de agresión en su casa. Las niñas y adolescentes son las más afectadas, ya que 7 de cada 10 fueron víctimas de agresión en sus hogares.

Otra forma de violencia creciente es la autoinfligida, pues cada vez más niños y niñas recurren al cutting o autolesiones en el cuerpo, como resultado de pensamientos agresivos que aparecen repetitivamente y pueden tener consecuencias lamentables en la vida de esta población, como el suicidio.

Según Inegi, las tasas de suicidios por grupo de edad y sexo permiten observar que, en los hombres las tasas más altas son entre los 20 y 44 años, siendo la mayor en relación con los demás grupos de edad, con 16 suicidios por cada cien mil hombres. En tanto que, en las mujeres, la tasa más alta se presenta en el grupo de edad de 15 a 19 años, con cuatro suicidios por cada cien mil mujeres.

No es raro que el suicidio sea la culminación de múltiples intentos y de una ideación gestada desde la infancia o la adolescencia a partir de diversos sucesos sufridos, por lo que la intervención psicológica a temprana edad en niñas y niños puede ser un factor protector para evitar futuros eventos letales en adolescentes.

La violencia contra niñas, niños y adolescentes ha alcanzado niveles elevados en los últimos años en el país. Un menor que sufre cualquier tipo de agresión o maltrato, o que transcurre su formación sumido en ansiedad, tristeza, miedo o depresión, no estará en posibilidades de lograr el aprovechamiento máximo que se espera de su proceso formativo.

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