*En México no contamos con el hábito y la cultura de la lectura
Leer es una de las primeras actividades que aprendemos de niños y niñas. Conocer las letras y poder formar frases nos permite llegar a mundos mágicos y tierras fantásticas.
¿Quién no recuerda las primeras lecturas de niños y que hizo de niño?
Aquellos primeros cuentos que nos llevaron a mundos mágicos, tierras increíbles, animales fantásticos, villanos, princesas y héroes, todo aquello que a través de la magia encierra un libro.
La maravillosa Rosa del Principito, o tal vez el Molino Hechizado de don Quijote de la Mancha, o por qué no, Harry Potter y todas aventuras contra el: “No debe ser nombrado”.
Todos coincidimos en que la lectura aporta conocimiento, mejora las destrezas comunicativas, amplía el vocabulario, desarrolla capacidad de análisis, mejora la atención, aporta entretenimiento y motiva el desarrollo, la creatividad y la imaginación.
Bárbara Tuchman dijo alguna vez: “Que los libros son compañeros, maestros, magos y vaqueros de los tesoros de la mente y, sobre todo, llegar a ellos a través de la lectura”.
Leer es apasionante. Los diversos temas que podemos conocer a través de la lectura son pocos en comparación de los libros que existen en el mundo, no sólo por sus contenidos, sino incluso también por su idioma.
Tener herramientas que nos permitan leer más y mejor, es uno de los objetivos de este dictamen.
En México, conforme a los resultados aportados del Inegi, la población de 18 años y más, en 2016 leyó durante ese año un promedio de 3.8 libros.
Los encuestados dijeron que la razón principal para leer libros y revistas es por entretenimiento, 40.2 y 60.5 %, respectivamente, mientras quienes leen periódico los asocian a su interés por la cultura general o por estar al día, 63 %.
En promedio, utilizamos sólo 38 minutos al día para leer, esto puede ser modificado si se cuenta con la herramienta y la técnica que permita aumentar la velocidad con la que se lee sin que ello disminuya lo que se entiende al leer.
Leer más rápido también mejora la capacidad de entendimientos sobre lo leído. Sumado a ello, el hecho de que sí podemos y aprendemos, que si podemos y aprendemos a leer más rápido, podemos leer más libros.
Por ello resulta importante acercar a todos los lectores las herramientas y técnicas que permitan hacerlo, al considerar que con la práctica de la lectura rápida se pueda leer libros de 300 páginas en 25 minutos, esto implica que los 38 minutos en promedio que utilizamos los mexicanos en leer, permitirían acrecentar el interés de la lectura y la modificación de los títulos que se elige para leer.