En su mañanera del lunes pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador se mostró loco de contento porque el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aceptó aterrizar en el aeropuerto de Santa Lucía, bautizado como Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles…
Y tan jubiloso andaba don Andrés, que se aventó el tiro de lanzarse contra quienes llama sus adversarios, que son auténticos enemigos, y los acusó de haber difundido que la captura de Ovidio Guzmán López obedeció a la necesidad de quedar bien con el mandatario estadounidense…
Bueno, como ya es su costumbre, y característica histórica de sus mañaneras, a este asunto lo dedicó varios minutos para seguir echando lecha al fuego de guerra que encendió desde el momento mismo que inauguró eso que llama dialogo circular con sus youtuberos a modo, que también pasarán al libro que reseñará este sexenio…
Pero no pasaron muchas horas de este reclamo, cuando comenzaron a aparecer en las “benditas redes” lo que el actual inquilino de Palacio Nacional declaró el 14 de febrero del 2014…
“La captura de Joaquín Guzmán Loera no resuelve el problema de fondo, pero sí le sirve a Enrique Peña Nieto para quedar bien con el presidente de Estados Unidos”…
Palabras más, palabras menos que salieron entonces de la boca de López Obrador, en sus años de férreo opositor y que tronaba contra todo lo que olía a Los Pinos y todos sus alrededores, políticos y económicos…
Y como esas contradicciones hay muchas que ya se están documentando para ser exhibidas en la encarnizada lucha electoral en que se enfrascarán los partidos políticos que lucharán por la Presidencia de la República en el 2024…
Que conste, están advertidos…