En la mañanera del martes pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador ordenó a sus ayudantes poner en su pantalla de cine-internet aquella vieja encuesta que lo ubica en segundo lugar de aceptación mundial…

“Voy a terminar ya presumiendo, vamos a tirar un poco de aceite. ¿Por qué no pones la última encuesta de estas que hacen, global, internacional? Porque no salen encuestas, ¿verdad? Aquí ya no, no salen, ¿verdad?, algunos. El fenómeno, Modi, es el 1, el presidente de la India. ¿Cuáles otros?...

“Ah, Australia también pasa, sí, y Suecia. Aquí, Suiza también. Son cinco, sí. Así estamos. Muchas gracias a la gente por la confianza, y nunca, nunca, jamás vamos a traicionar al pueblo”…

Palabras textuales que pronunció don Andrés para envolver, como es su costumbre, las respuestas que ofrece a las preguntas que le plantean en ese escaparte de las mañaneras…

Pero en las venditas redes le hicieron la siguiente pregunta: “¿Y la encuesta de El Economista apá?...

Obviamente que nadie de la mal llamada 4-T responde, porque desde hace ya casi tres años, ese periódico que circula en la Ciudad de México publica todos los días la encuesta sobre la posición del presidente ante el sentir del pueblo sabio y mucha pieza…

Efectivamente, don Andrés comenzó en esa encuesta con aceptaciones de ocho por ciento, pero paulatinamente fue bajando y ese mismo martes día que presumió la encuesta global, salió reprobado en México con apenas 56.3 por ciento, bueno, ni siquiera de panzazo logra pasar desde hace casi un año…

¿Y la encuesta de El Economista apá?...

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