Sin consideración alguna, sin tomar en cuenta lo que realmente siente en estos momentos el pueblo por la carestía, inseguridad y falta de medicamentos, el presidente Andrés Manuel López Obrador no tuvo empacho en reconocer este escenario social que lo llevó a vivir en Palacio Nacional y ofrecer a sus hijos el nivel de vida que ostentan, incluso, el menor de ellos, disfrutando de la beca que le permite estudiar en uno de los mejores planteles del Reino Unido…
Esto fue lo que confesó don Andrés: “Yo recuerdo que cuando empezamos, antes de la última campaña llegamos a distribuir entre todos 10 millones de ejemplares del periódico Regeneración, casa por casa.
“Y le decía yo a los candidatos —que además esto ayuda también para los jóvenes, para los que quieren dedicarse al noble oficio de la política— les decía: sus tenis, su morral para los volantes, su gorra o su sombrero, y 150, 200 casas diarias.
“Van a terminar agotados, van a dormir muy bien, pero sobre todo se van a sentir muy fuertes moralmente, porque se van a dar cuenta de que el pueblo está muy necesitado; como se decía en la Revolución, la frase de Madero, que es una frase bíblica: El pueblo tiene hambre y sed de justicia”…
Bueno, ahora el pueblo no se cansa de decirle misión cumplida, mientras la familia presidencial, y demás entorno de quienes forman parte del poder en el trono, disfrutan de lo que representa manejar el potencial presupuesto que año con año está a su disposición…
Recuérdese que el propio inquilino de Palacio Nacional ha dicho, y no se cansa de decirlo en sus mañaneras, que “el pueblo no es tonto, tonto es quien piensa que el pueblo es tonto”…
Que quede para la reflexión…